Los bulos económicos de Sánchez (I): España controla mejor la inflación
El presidente ha presumido reiteradamente de que España es uno de los países de la zona euro con mejor control de los precios
Con este artículo, inicio una serie sobre la propaganda gubernamental acerca de los datos económicos. En muchas ocasiones, retorciendo la realidad el Gobierno está tapando el largo plazo con el barniz del corto plazo, inestable, y diciendo medias verdades, que son las peores mentiras.
Son múltiples, pero he resumido en cinco grandes temas (inflación, crecimiento económico, riqueza y liderazgo en la UE, empleo e inversión extranjera) las consignas gubernamentales propagandísticas que hablan de una economía de ciencia ficción en lugar de la realidad de la economía (empeorada por otros temas que ni mencionan, como el fuerte endeudamiento).
Sánchez ha presumido reiteradamente de que España es uno de los países de la zona euro con mejor control de la inflación y el primero de los grandes en conseguir que la tasa interanual de inflación bajase del 2 %, como dijo el 29 de junio de 2023. Nada más alejado de la realidad, como podemos comprobar.
España fue el primer país donde más creció la inflación y la desaceleración posterior se debió al efecto estadístico
Sánchez, al decir esto, obvió que España fue el primer país donde más creció la inflación, y que la desaceleración interanual posterior se debió al efecto estadístico base, por venir de niveles previos muy elevados, y a la subvención energética. En cuanto ambos efectos se han eliminado, se demuestra que en España se acelera la inflación mientras se desacelera en la eurozona.
Con los datos de abril definitivos, observamos cómo la inflación confirma lo ya apuntado en estas páginas hace un mes, referente a los datos de marzo, y no solo sigue en unos niveles muy elevados, sino que repunta de manera importante. A niveles de la zona euro, aunque la inflación interanual ha pasado del 2,6 % al 2,4 %, el dato mensual se mantiene persistente en su fuerza de incremento de los precios, ya que creció un 0,6 % en febrero, un 0,8 % en marzo y un 0,6 % en abril. Por tanto, la inflación no desciende, sino que se mantiene con fuerza en términos mensuales a nivel europeo.
Por su parte, en España la inflación se está acelerando. Se ha publicado el dato del IPC de abril y la inflación repunta. Así, la inflación interanual pasa del 3,2 % al 3,3 % y la subyacente, aunque parece moderar su crecimiento interanual, al pasar de 3,3 % a 2,9 %, realmente no lo hace, pues crece en términos mensuales. De esa forma, el IPC general crece un 0,7 % intermensual, casi un punto, y la subyacente crece, en el mismo período, un 0,6.
Esto supone una aceleración también en la tasa mensual de la subyacente, pues venía de un 0,5 % intermensual, mientras que el IPC general pasa de un 0,8 % intermensual en marzo a un 0,7 % intermensual en abril, es decir, casi lo mismo, pero acumulando crecimientos cada vez mayores en términos mensuales, que aceleran la inflación (0,3 % en febrero; 0,8 % en marzo; 0,7 % en abril).
Lo grave es que estos ritmos altos de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. Si con la desaceleración del crecimiento interanual de los últimos meses sucedía eso, pues seguía creciendo, aunque a menor ritmo, ahora que no solo es que no crezca, sino que, además, se acelera ese incremento de la inflación intermensual, la situación empeora.
Todo ello hace que, desde que gobierna Sánchez, la inflación haya subido un 18,97 %, mientras que la subyacente lo haya hecho un 16,56 %.
Por tanto, la inflación se acelera en España frente a la desaceleración en la media de la UE. Eso se ha visto en cuanto han retirado las subvenciones que tapaban el alza de los precios. Nos aleja del comportamiento de la eurozona.
Esto merma renta disponible a los agentes económicos, que se empobrecen, especialmente las familias, afrontando, con los ahorros generados durante la pandemia ya gastados, un horizonte muy difícil, en el que la mitad de los españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, mientras el Gobierno los sigue endeudando y asfixiando con impuestos. Una vez eliminadas la mayor parte de subvenciones que camuflaban la evolución de los precios, se ve cómo estructuralmente España sigue teniendo un problema de inflación. El Gobierno pudo maquillarlo con las subvenciones, pero ahora que tocan a su fin se ve de nuevo cómo resurge dicho problema.