Juan de Dios Torralbo: un año de ausencia
Hace algo más de un año, repentinamente, falleció el profesor Juan de Dios Torralbo, una personalidad del mundo de la Universidad y la cultura tan vinculada a este periódico.
La muerte es siempre un misterio que llega a destiempo, pero cuando es una muerte prematura, inesperada y súbita, el alma se rebela ante lo que percibe como una injusticia brutal.
Ya lo decía Gracián:
” La muerte es un puerto para los ancianos, pero un naufragio para los jóvenes “
Y es por eso que la muerte de Juan de Dios nos dolió y nos hizo sentir compungidos y sólo pudimos atemperar nuestra pena aceptando estoicamente nuestro destino , de ese modo resignado que tan clara y bellamente se expresaba en los versos de Miguel Hernández:
"Como el toro,
He nacido para el llanto y el dolor
Como el toro estoy marcado
Por un hierro infernal en el costado "
Juan de Dios Torralbo, catedrático de Filología Inglesa de la Universidad de Córdoba, había nacido en Doña Mencía en 1977, era doctor en Estudios Ingleses por la Universidad de Córdoba y también doctor en Lengua Española y sus Literaturas por la Universidad Complutense de Madrid. Cursó, asimismo, los másteres de Estudios Ingleses, Literaturas Hispánicas y Psicología.
Era autor de innumerables libros, artículos en revistas especializadas, colaborador habitual en prensa, en particular en La Voz de Córdoba / El Debate…y estaríamos demasiado, sí, demasiado tiempo, enumerando currículo , méritos y distinciones.
Pero hay dos virtudes que lo definen( me cuesta hablar en pasado de él ) y que iban de la mano : sabiduría y bondad. Y de esa sabiduría y bondad remanecía la característica que más me llamaba la atención : su sencillez.
Hace un par de años, cuando preparábamos la publicación de mi poemario «Madre y Tierra», mi editor, el gran poeta Jose Maria Molina, me apuntó que al libro le daría mucho relumbrón ir precedido por un prólogo de una persona relevante en el mundo literario . Me hizo varias sugerencias, todas de personas muy brillantes, y yo opté por pedir ese prólogo a Juan de Dios Torralbo.
Conocía su obra y sus estudios aunque a él, personalmente, no. Pero Juan de Dios tenia algo que me llamaba la atención mucho: tenia cara de buena persona y eso nunca falla. Y le pedí que prologara mi libro, aunque era consciente de la gran diferencia cultural e intelectual que había entre ambos : mientras él era un sabio con una cultura humanística inabarcable yo no pasaba de ser un simple artesano de las letras que se dedicaba a la literatura por afición.
Al hilo del referido prólogo, él me hizo algunas preguntas para profundizar en el sentido de mi libro y cualquier respuesta o aportación que yo le daba la celebraba como si fuera algo extraordinario aunque, realmente, lo que yo sugería eran cosas muy elementales que Juan de Dios, con su inteligencia y vasta cultura, refinaba, engrandecía y dotaba de un sentido nuevo.
Ahí me di cuenta que su grandeza, sin duda incontrovertible, iba de la mano de una gran bondad y una gran sencillez y recordé la frase de un escritor que me había acompañado en mi niñez y adolescencia : Robert Louis Stevenson , autor , entre otras obras, de «La Isla del Tesoro».Decía Stevenson que «hay dos cosas de las que hombre nunca debe cansarse : bondad y humildad». Sin duda ambas fueron guía de la breve vida de Juan de Dios Torralbo. Breve pero, sin embargo, fructífera. Y aunque sufrimos su ausencia, conviene decir con Jorge Manrique que :
"Aunque la vida perdió
Déjenos harto consuelo
Tu memoria "
El corazón del hombre, aunque tenga memoria del dolor, también necesita de la alegría. La poetisa americana Emily Dickinson, que vivió voluntariamente encerrada en su habitación toda su vida, rodeada de libros y soledad, dejo escrito que «la mera sensación de vivir es alegría suficiente»
Por ello, con el imborrable recuerdo de Juan de Dios, y con el ya perenne dolor de su ausencia, tenemos la obligación de estar alegres. Y especialmente, quienes lo conocimos y de una forma más o menos directa nos dedicamos a la literatura y a la universidad, debemos buscar en su obra, en su persona y en sus cualidades más sobresalientes ( bondad, excelencia, sencillez ) material para la vivir la vida profesional y académica y para desparramar el bien, el amor al estudio y la pasión por la cultura.
Desde ese ejemplo de sabia bondad que nos dejó Juan de Dios Torralbo ( « Bondad es sabiduría», como dijo el Poeta ingles James Bayley ) comencemos un nuevo curso académico y vital con objetivo claro: entregarnos a mejorar nuestro entorno y a nuestros alumnos, con plena entrega y honestidad. Y como el buen toreo con lealtad , sin doblez y siempre de frente.