El chef judicial
Cabo Vidío, olas de belleza en Cudillero
La obra frenética y mágica de Jairo López rinde homenaje a toda la gastronomía de la zona y nos trae unas espectaculares anchoas que inundarán el alma de la esencia de Santoña
Desde Cádiz a Cudillero, desde El Campero a Cabo Vidío para continuar este viaje gastronómico por las costas de España, para cantarle a Asturias que hemos llegado a nuestra «patria querida» y conocer playas románticas, hallar villas marineras y edificios prerrománicos. Descubriendo una «Asturias de mis amores» al entrar en Cudillero, pueblo de paisajes increíbles construido sobre el esfuerzo de «la mariñana» (pescadores y agricultores de la marina), la simpatía de la «xalda» (aldeanos de los valles interiores) y la historia de la «vaqueira» (pastores de las altas montañas). Pintoresco pueblo marinero que junto a la belleza de sus rincones y de los atardeceres que se abren paso entre su peculiar orografía, junto a la brisa salina alberga un restaurante sencillo, pero que por producto y originalidad deja guiños para enamorar, para disfrutar de una tierra entrañable para bebernos todo el espíritu de la buena gente que habita en Asturias.
Cabo Vidío es la obra frenética y mágica de Jairo López, un asturiano que tras probar suerte en el mundo de la banca decidió emigrar a Inglaterra para formarse como chef y trabajar en míticos restaurantes como Bibendum, Thyme Restaurant, Trinity Restaurant, La Fromagerie o El Faro. Desde Reino Unido para dar el salto de regreso a Asturias y continuando la tradición familiar crear este espacio gastronómico sencillo pero en el que cualquiera que entre quedará maravillado por la calidad del producto. Un lugar acogedor con techos de madera que nos recuerda a una cabaña, a un salón de casa y en el que tras la cristalera que separa la terraza , se desplegará un trato familiar y divertido a través del que nos reencontraremos con una cocina divertida y de calidad, fruto del espíritu nervioso y alegre del chef Jairo López.
En Cabo Vidío los aires de Galicia conquistan Asturias para deleitarnos con una ración de percebes que pondrán notas de alegría entre el cielo y el mar, con el frescor de salpicón de bogavante y rape o con un suave pastel de centollo hecho para nadar entre la costa asturiana y gallega. Maridaremos estos primeros aperitivos con burbujas de felicidad de un Taittinger para engalanarnos de dulzura con roces de fruta madura, flores blancas y recuerdos de pan tostado en nariz. Las almejas a la marinera merecen una mención aparte en un plato destinado a rebañar y a enamorar por la sublime calidad de las almejas. Las joyas del atlántico y del cantábrico se entremezclan con tesoros de la tierra, una «coppa ibérica de Joselito», deliciosa terrina de foie hecha en casa o unas cremosas croquetas de jamón ibérico. Cabovidio rinde homenaje a toda la gastronomía de la zona y nos trae unas espectaculares anchoas que inundarán el alma de la esencia de Santoña, producto sublime acariciado por aceite que hace perder el sentido. De la huerta una combinación perfecta con ensalada de tomates ibéricos bailando en armonía con lomos de sardina en vinagre.
Miraremos al cielo y pediremos un deseo para vivir la noche más bella, escuchando el mar golpear las rocas de la entrada de Cudillero y disfrutaremos con dos bocados sencillos con una inolvidable belleza visual sólo superada por el sentimiento perpetuo que nos dejará en el gusto, un sublime pulpo a la parrilla con patata y vinagreta de escalibada y una ventresca de bonito al horno, paradigma de suavidad, que son sin duda una oda a la calidad de la materia prima. Los clásicos de la gastronomía asturiana no pueden faltar en esta cocina casera de producto que nos seducirá incluso en verano con una fabada asturiana o a través de unas fabes con cocochas de bacalao. La bodega de Cabo Vidío nos regalará un Sauvignon blanc de 2019, «Fransola» de los hermanos torres. Vino blanco aromático, seco y estructurado. Elaborado con uvas de sauvignon blanc y parellada, fermentando en cubas de acero inoxidable y envejeciendo durante ocho meses en barricas de roble nuevo, para potenciar su frescura, madurez, delicadeza y elegancia. Excelente blanco con notas afrutadas en nariz que ganan volumen y sedosidad en boca.
Tiempos efímeros que permanecerán en el recuerdo convirtiéndose en eternos a través de la selección de mar que Cabo Vidío captura para agasajar al comensal, la merluza en lomos a la sidra o el cogote al horno les deleitarán. Si optan por navegar cerca de Bilbao, el chef Jairo López entusiasmará con un lomo de bacalao «Trasacar» confitado con pisto casero o con unas magníficas cocochas de bacalao en salsa verde. Pero si hay un bocado que les llevará a dejar el plato reluciente, estos sin duda son los calamares de Cudillero de fina textura y sublime sabor que nadará en su tinta dejándonos un gusto adictivo y sabroso que condensa esta apuesta por el producto de primera y por los guiños cantábricos. Espacio para la carne nos llegará en forma de una carne de buey guisada a la antigua o de un lomo de buey gallego para los comensales con más apetito. La paletilla de cordero a baja temperatura es otra estación ineludible.
Piérdanse en tinieblas de dulzura a lomos de una tarta de queso azul, de un arroz con leche con receta tradicional o de un cremoso de chocolate con pan tostado, aceite y sal. Descubrirán la belleza icónica de un pueblo lleno de encantos, se enamorarán de Cudillero y caerán rendidos a la magia que despliega Cabo Vidío, un espectáculo para los amantes de la buena gastronomía.