
La tienda gourmet y pastelería Embassy, en la calle Santa Engracia
Embassy, la histórica cadena de tiendas gourmet y salón de té, cierra todos sus locales en Madrid sin previo aviso
En 1931, Margarita Taylor fundó el mítico establecimiento, en el paseo de la Castellana, y estas sedes eran lo que quedaba de su legado
un solitario oso de peluche custodia el escaparate de la cafetería y tienda delicatessen Embassy, de la calle Santa Engracia. La persiana bajada y el interior del local, prácticamente destartalado. Solo quedan unas bolsas de mini torta de guirlache, tostadas de aceite de oliva y sal y unos paquetes de chocolate a la taza. Los mostradores están vacíos. Sin previo aviso a su fiel clientela, los seis locales que tenían en Madrid han cerrado. Y la página web ha sido eliminada.
«El cierre es una sorpresa, porque ha sido de un día para otro, sin que anunciaran nada», relata una fuente a El Debate. «Era uno de esos pocos sitios como los de antes, con buen servicio y calidad», añade. Esta misma persona asegura que el cierre ha sido esta semana, puesto que el jueves pasado sí estaba abierto. «Ningún camarero comentó nada», añade.

Tienda gourmet de Embassy, en Santa Engracia
Estos seis establecimientos mantenían vivo el legado de Margarita Taylor, quien en 1931, abrió el mítico salón de té Embassy, en el paseo de la Castellana esquina con la calle Ayala. «No había ningún lugar donde una dama pudiera ir a solas a tomar el té en Madrid», acostumbraba a contar la fundadora. Y lo bautizó como el nombre de un club londinense al que ella pertenecía. Políticos, espías y aristócratas degustaron sus famosos sándwiches de berros y su chocolate a la suiza. Las señoras mayores siempre acudían con antojo de la famosa tarta de limón.

Pasteles de Embassy
Tras el adiós del famoso salón de té de Castellana, Embassy mantuvo la cafetería en el barrio de Aravaca con un espacio destinado a la venta de productos y otras dos tiendas, una de ellas ubicada en La Moraleja (Alcobendas) y otra en la calle Potosí número 8, en el distrito de Chamartín de Madrid capital. Y poco a poco fueron abriendo más, dado su éxito. El formato de pastelería clásica, donde deleitarse con una apetecible merienda o un desayuno chic tenía tirón. También funcionaba como tienda delicatessen, bombonería y catering. Posteriormente, abrieron en Goya, O'Donnell y Santa Engracia. Ahora todo apunta a que ya no les cuadraban las cuentas y solo forman parte de la historia.
Juego de espías
Cuesta ver cómo Madrid va perdiendo esos establecimientos cargados de historia y tradición. «Embassy vivió su época dorada durante la Segunda Guerra Mundial. No tenía rival en un Madrid devastado. Su obrador seguía fabricando los scones, los panecillos ingleses que se hacían a diario y trasladaban a Madrid el aroma lejano de los hogares londinenses. Situado a un paso de la embajada alemana y muy cerca de la legación británica, la tentación era muy difícil de evitar. Alrededor de sus confortables sillones se daban cita funcionarios de ambos países, oficialmente en guerra pero allí hermanados por la extraña camaradería de la buena mesa», escribió el periodista Javier, autor de Conspiración en Madrid.