Mario Tascón (1962-2023)
Creador de productos revolucionarios
Cuanto más crecía profesionalmente, más necesitaba su independencia, construir su propio proyecto, y no someterse a las ataduras que establecen las empresas
Mario Tascón Ruiz
Consultor digital
Escritor, periodista y consultor digital, puso en marcha la edición digital de El Mundo y posteriormente PRISACOM. Tendría múltiples reconocimientos profesionales y en los últimos años se había independizado profesionalmente creando Prodigioso Volcán.
Conocí a Mario a mediados del año 2000. Jesús Ceberio, director de El País, acababa de ficharle junto con una parte importante de su equipo, para relanzar la edición digital del periódico, que no respondía a las expectativas de la empresa. El periódico El Mundo ocupaba la primera posición en tráfico y en audiencia, y ello era debido en gran medida al empuje de su director, Pedro J. Ramírez y, entre otros, al excelente trabajo de Mario.
Yo conocía su trayectoria, porque lo seguía desde hacía tiempo, pero aquel día en que me lo presentaron en un despacho de la sexta planta de PRISA, no era capaz de imaginar que solo unos meses después, coincidiendo con la crisis de la primera burbuja digital, acabaríamos trabajando juntos, codo con codo, en uno de los proyectos más audaces del Grupo PRISA, el lanzamiento de PRISACOM.
Desde el primer momento hubo sintonía total. Era profundo, analítico y con gran visión de futuro, un innovador, cualidades imprescindibles para crear y cambiar las cosas. Además, estaba dotado de una gran capacidad para comunicar y seducir, haciendo que los conceptos más difíciles se comprendiesen de una forma sencilla.
Después del verano, fecha en la que se solían hacer ajustes en las posiciones directivas del Grupo PRISA, fuimos nombrados él director general de Contenidos Digitales del grupo y yo, consejero delegado, asumiendo ambos la responsabilidad sobre la estrategia de todos los productos digitales del grupo; no sólo El País, sino también AS, Cinco Días, la SER, cadenas musicales, productos educativos de Santillana y otros muchos. En aquellos momentos más de 50 páginas webs.
Fue una sorpresa para él, y para todos. Un modelo de negocio experimental, que sacaba de los negocios tradicionales el desarrollo digital. PRISA creía que asistíamos a un cambio de paradigma que solo podría ser liderado desde fuera, por gente con una forma de pensar distinta, con una aproximación nueva al uso de la tecnología y a la forma de comunicarse con nuestra audiencia, gente como Mario, muy escasa y especial.
Al principio le costó. Cuando estaba empezando a integrarse en El País, nada fácil, una decisión tan radical como la descrita, supuso un cambio de rumbo completo y un cierto salto al abismo.
Hizo un trabajo excepcional, con una visión única en el diseño de productos digitales, en la incorporación de conceptos novedosos a la navegación, a la usabilidad, a la creación de contenidos multiformato, a la participación del usuario, al manejo de la narrativa informativa, con una revolucionaria combinación de elementos gráficos, texto, audio, vídeo y hemeroteca, y otros muchos más.
Tuvo que trabajar muy cerca de los directores de los medios tradicionales, que consideraban que se les estaba usurpando una parte de su negocio, la que crecía más rápidamente. Y consiguió establecer un equilibrio que funcionó. Se ganó su respeto y consideración.
Todos, a lo largo de nuestra carrera profesional, recordamos aquellas épocas en las que disfrutamos especialmente. Y suelen coincidir con los momentos en que se afrontan mayores retos y dificultades. Una de esas, como siempre recordábamos, fueron esos cinco inolvidables años de PRISACOM. Un equipo joven, casi todos con edades parecidas, con mucha ilusión, capacidad de trabajo y talento. Mario fue capaz de lanzar un conjunto productos digitales novedosos y revolucionarios. Se había dado la vuelta a la situación; era ahora la competencia quien seguía sus logros.
Después de separar nuestros caminos profesionales, Mario continuó en PRISACOM por poco tiempo. Ya me he referido a su inquietud, y ahora también a la necesidad de libertad. Cuanto más crecía profesionalmente, más necesitaba su independencia, construir su propio proyecto, y no someterse a las ataduras que establecen las empresas.
Tomó la decisión de volar libre y eso se tradujo en sus dos proyectos más personales: primero, La Información y, después, Prodigioso Volcán. Es en este último donde encontró por fin el espacio que buscaba y desde donde pudo construir una empresa líder forjada sobre su enorme reputación en España y en el mercado Latinoamericano. Y tener tiempo para abordar incansablemente muchas de sus aficiones de siempre: la edición de libros (su colaboración con la librería PANTA RHEI), la publicación de varios libros, incluidas alguna novela, su compromiso con FUNDEU, el uso y cuidado del lenguaje, la incorporación de los términos de internet al lenguaje común, su esfuerzo en potenciar la Comunicación Clara, su librería de Ponferrada, y siempre rodeado de amigos que le han acompañado en estos viajes.
Mario ha arrastrado consigo a los mejores profesionales que trabajaban con él. Generaba un ámbito tan formidable de trabajo y una confianza, que muchos de ellos le han seguido durante estos años. Era su maestro. Es algo poco común, que realza la figura del personaje, pero que también le ha supuesto una carga muy grande, al sentirse responsable de todos y cada uno de ellos.
Mario era mi amigo, mi hermano. Hemos vivido y compartido gran parte de nuestras vidas, de nuestras alegrías y tristezas, hemos disfrutado de nuestras familias, de mis queridas María y Sofía, y siempre, con una sola mirada estaba todo dicho. En los últimos tiempos nos habíamos distanciado; qué pena no haber podido despedirme de él. Se nos ha ido muy pronto, demasiado pronto, pero probablemente como a él le hubiera gustado, sobre una tarima, dando una lección magistral.