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Post-itJorge Sanz Casillas

Solo hay dos maneras de ganar las elecciones

Y una de ellas no está clara, sobre todo si tienes enfrente a un hombre capaz de comprarse la investidura con el dinero de todos

Actualizada 01:30

En los tiempos del bipartidismo (hace ya diez años de esto) los sociólogos decían que en España ganaba las elecciones quien se hacía con el centro político. Quien conseguía seducir a los votantes que, en una escala de 1 a 10 (entendiendo 1 como extrema izquierda y 10 como extrema derecha), se autopercibían entre el 4 y el 6. La realidad fue esa durante mucho tiempo, a la que habría que añadir el voto castigo, una reacción ligada casi siempre a la economía. Seguro que te suena: el PSOE lleva el paro por encima del 20 por ciento y el PP gana las elecciones.

Pero los tiempos han cambiado. Ya no hay solo dos partidos y el paro está contenido, remiendos contables aparte. A eso súmale la polarización, que es cierta. El centro ya no es un lugar seguro (que se lo digan a Ciudadanos) y el encanallamiento se promueve desde el poder, pues nunca antes un presidente llamó fachosfera a la mitad del país. Por tanto, lo de conquistar el centro y capitalizar el descontento económico ahora mismo ya no sirve.

A la vista de la encuesta que publicamos hoy, el PP ganaría las elecciones con más holgura que hace un año y estaría en condiciones de armar una mayoría absoluta junto a Vox y «Se acabó la fiesta». El partido de Abascal perdería buena parte de su respaldo y a su derecha (o a su descontento) le nacerían los 3-4 escaños de Alvise. A pesar de la contundencia de la victoria, con 30 escaños por encima del PSOE, veríamos al PP contando escaños con los dedos, otra vez. No seré yo quien le compre a la izquierda el pollino de que si el PP no gana por mayoría es que ha perdido las elecciones. Las victorias son victorias y 150 escaños siempre serán más que 120 aquí y en Trinidad y Tobago. Pero no hay que olvidar que enfrente hay un hombre al que no le importa perder si luego puede comprarse la investidura con el dinero y la soberanía de los que sí ganaron.

Por tanto, y por resumirlo mucho, hay dos maneras de ganar las elecciones. La primera es construir un electorado propio, anunciar sin complejos tu modelo de país y combatir los postulados que lo amenazan (como han hecho Ayuso y Milei, cada uno en su estilo, con el socialismo). La segunda es mantenerse en el centro, si es que existe, a la espera de que esos mismos electores vayan a ti movidos por un descontento que no parece probable toda vez que la economía, mal que bien, sigue tirando.

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