Irresponsable y trilero
En democracia, como él le exigía a Rajoy, un presidente de Gobierno que «fuera de derrota en derrota parlamentaria hasta la victoria final» y sin Presupuestos, ya habría disuelto las Cortes y convocado elecciones, pero el autócrata Sánchez no lo hará
Sólo hay que echar un vistazo rápido a la hemeroteca para advertir las incoherencias, junto a su carencia de escrúpulos y principios democráticos, del sujeto que se está atrincherando en la Moncloa. Con Rajoy en esa misma estancia no se cansó de repetir que se sometiera a una cuestión de confianza o convocara elecciones ya si no era capaz de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. La metáfora que empleó entonces fue esta : «Un Gobierno sin presupuestos es tan útil como un coche sin gasolina» y «aprobarlos es la primera y principal obligación de un Ejecutivo». Lo que para Rajoy, en palabras del felón, era una obligación y una exigencia, para él ha mutado en la normalidad que supone prorrogar sus Presupuestos del 2024, sin mayores consecuencias para la marcha de la economía del país. Supongo que al irresponsable le dará igual que le echen en cara esa enorme incoherencia y sus cuestionables convicciones democráticas, pero en nuestra obligación está denunciarlo una y otra vez y recordárselo a los suyos y al equipo de opinión sincronizada que expende y jalea la infumable propaganda oficial de la que se nutre informativamente buena parte de la anestesiada sociedad española.
Toda la carrera política de Sánchez desde que fue avergonzado por sus propios compañeros de la ejecutiva federal socialista, a quienes pretendió engañar con el obsceno pucherazo de aquella urna camuflada tras un biombo para seguir al frente del PSOE, ha estado jalonada de estrategias tramposas y jugadas propias de un trilero.
La última estrategia del doctor «Cum Fraude» ha sido intentar aprobar , con el reclamo de la revalorización de las pensiones, las ayudas a los damnificados por la dana y las subvenciones al transporte público, que la oposición le convalidara en el mismo decreto tramposo el regalo al PNV de un palacete en París a cambio de seguir contando con sus cinco votos y perpetuar la injusticia de la «inkiokupación» para que los propietarios que la sufren, no sólo no pudieran recuperar sus viviendas sino que tuvieran que seguir pagándole a los delincuentes usurpadores luz, gas, agua y otros gastos.
Nada impide porque nadie se opone en el Congreso a que los jubilados puedan ver incrementadas sus pensiones o que los usuarios del transporte público sigan disfrutando de billetes subvencionados o que los afectados por la dana reciban ayudas. Mañana mismo si el felón lo quisiera, tan aficionado a gobernar por decretos leyes «exprés», el gobierno podría aprobarlos y llevarlos a las Cortes por separado para su convalidación urgente. Pero no lo hará porque en su ánimo no está el interés general de los ciudadanos sino el particular con el que calcula política y electoralmente lo que puede perjudicar a la oposición y beneficiarle a él.
Ese juego político, sectario y partidista, impropio de un gobernante responsable le llevó a dejar cocer en la salsa de su imprudente y nefasta gestión a Mazón, antes que acudir en socorro de las víctimas de la riada desde el primer momento con toda la ayuda del Estado, sin necesidad de pedírsela, como dijo.
Un proceder similar es el que ahora le anima a explotar políticamente el «dolor social», repiten sus corifeos como papagayos, infligido a los pensionistas por el PP. Sánchez ha demostrado con la dana y las pensiones que entre solucionar un problema por la vía rápida o utilizarlo como arma arrojadiza contra la oposición, aunque los perjudicados sean los ciudadanos, opta siempre por lo segundo.
Un tipo que no dudó en asaltar RTVE aprisa y corriendo en el Parlamento, en medio de la mayor catástrofe natural vivida este siglo en España («los políticos no estamos para limpiar barro»), o la Telefónica, obligando a su presidente a dimitir una tarde de viernes en la Moncloa sin reunir antes a su consejo de administración y a la junta de accionistas, prefiere volcar la presión de los jubilados sobre el PP y dejar que se vean los efectos de su «no» a la subida de las pensiones, como tituló El País, antes que tramitar una iniciativa de los populares por vía de urgencia que ya está registrada en el Congreso o aprobar mañana mismo un decreto que solucione el contratiempo. Dice el rencoroso felón que tienen que ser conscientes del dolor que han causado, como si la culpa fuera de la oposición y no suya y de su socio de investidura, Junts, que le ha dejado tirado, evidenciando la fragilidad de su Gobierno y la insostenible continuidad de la legislatura en estas circunstancias.
En democracia, como él le exigía a Rajoy, un presidente de Gobierno que «fuera de derrota en derrota parlamentaria hasta la victoria final» y sin Presupuestos, ya habría disuelto las Cortes y convocado elecciones, pero el autócrata Sánchez no lo hará. Su apego al poder esta muy por encima de sus principios y convicciones democráticas. Antes muerto que honesto, mientras su equipo de opinión y propaganda manipula a los ciudadanos con argumentos pueriles sobre la responsabilidad de la oposición en decisiones y asuntos que sólo le competen a él tomar y resolver. Ese proverbio gallego del genial y polifacético Castelao, plasmado en una de sus viñetas , hace tiempo que se viene cumpliendo con Sánchez : «Meixan sobre nós e temos que dicir que chove» («nos mea encima y tenemos que decir que llueve»). ¿Hasta cuando? La contestación a preguntas de respuesta incierta como esta , siempre las saldaba Hermano Lobo, una revista satírica del tardofranquismo de humor político y muy brillante, con un «aauuuuuu». Pues eso.