La mochila que permite celebrar misa en cualquier lugar del mundo cuesta 600 euros
Cientos de misioneros recorren a pie, a caballo o en burro caminos recónditos para celebrar la misa. Y todo lo necesario lo llevan a sus espaldas
Por fuera es una mochila al uso: negra, de material resistente y con varios bolsillos. Pero, al abrirla, aparece una pequeña superficie rígida para usar de altar, un cáliz, una patena, dos vinajeras de cristal, una estola, un cíngulo, un alba hecha a medida y hasta dos velas. Es decir, todo lo necesario para celebrar la misa dignamente. El equipo se completa con un hisopo y un crismal.
Se trata de una iniciativa del CARF (Centro Académico Romano Fundación), una institución benéfica que beca a religiosos y sacerdotes del Tercer Mundo para que se formen en Navarra y Roma. Cuando terminan su período formativo, reciben de regalo la mochila que les permitirá celebrar la misa en cualquier lugar adonde les lleve la misión. «Un seminarista que se ordenó y volvió a Cartagena de Indias (Colombia), recibió el encargo de su obispo de atender una cárcel de mujeres. Nos escribió pasado un tiempo muy, muy agradecido, diciendo que, gracias a la mochila de la fundación, podía celebrar dignamente la eucaristía en la cárcel», explica Álvaro Garrido, director de Comunicación, Marketing y Fundraising de la Fundación CARF.
Entrevista a Álvaro Garrido, director de Comunicación del CARF
«Queremos sembrar el mundo de sacerdotes y sembrar la sonrisa de Dios en el mundo a través de ellos»
La mochila y todo su contenido, que cuesta 600 euros, está elaborada por los Talleres de Arte Granda, un reconocido taller artesanal de objetos litúrgicos ubicado en Madrid. «Los seminaristas que vuelven a sus diócesis para ordenarse se llevan siempre una mochila de vasos sagrados para poder celebrar los sacramentos en la selva, en el desierto o donde les toque estar, de una manera digna», agrega Garrido. «En cada una de ellas va un alba que ha sido elaborada con las medidas del nuevo sacerdote por un grupo de voluntarias. Ellas se dedican, con una foto del seminarista, a coser y a rezar por ellos», subraya.
Las mochilas para sacerdotes se pueden adquirir, además, en la página web de la fundación CARF. En ella, José Luis Solís, sacerdote de la diócesis mexicana de Celaya, rememora cuando «algunos párrocos me pedían que les ayudara a celebrar la eucaristía en lugares recónditos de sus parroquias». «Para acercarme a esos lugares, cuyo paisaje era bellísimo y donde se percibía un gran silencio, a veces era necesario montar a caballo o en burro o seguir caminando para llegar al sitio y poder celebrar la misa», prosigue. Una vez allí, el sacerdote abría su mochila, desplegaba su contenido y comenzaba la eucaristía, a la que acudían fieles de todos los pueblos del entorno. «Agradezco a la fundación y pido a Dios por los frutos de esta obra», concluye.