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Georg Gänswein, en una imagen de archivoGTRES

Georg Gänswein sigue buscando trabajo e incomoda al arzobispo de Friburgo

«Ahora estoy aquí, buscando trabajo, por así decirlo», dijo Gänswein en un acto de presentación de su libro Nada más que la verdad en Kirchzarten, una localidad cercana a Friburgo

No hay paz para los «parados de lujo» del Vaticano: monseñor Georg Gänswein, antiguo secretario del difunto Papa emérito Benedicto XVI, ha sido trasladado a su diócesis de Friburgo (Alemania), pero sigue sin desempeñar ningún papel en la Iglesia local.

«Ahora estoy aquí, buscando trabajo, por así decirlo», dijo el padre Gänswein, en un acto de presentación de su libro «Nada más que la verdad» en Kirchzarten, una localidad cercana a Friburgo. Así lo escribió el prestigioso diario alemán Sueddeutsche Zeitung.

Un vecino incómodo

No es la primera vez que el antiguo secretario de Benedicto XVI muestra su impaciencia ante la situación actual. A sus 67 años, tenía unas expectativas muy distintas sobre su carrera eclesiástica. Pero el enfrentamiento con el Papa Francisco que estalló tras la muerte de Joseph Ratzinger ha dejado ahora consecuencias negativas para el futuro de Gänswein en las altas esferas de la Curia vaticana, al menos mientras el pontífice sea Francisco.

Actualmente vive en el Collegium Borromaeum de Friburgo, como muchos estudiantes y seminaristas de la diócesis, y parece que se ha convertido en un vecino incómodo incluso para el arzobispo metropolitano Stephan Burger, con quien se reunió brevemente a mediados de julio. El arzobispo Burger no es un exponente del episcopado alemán más progresista y está a favor de la agenda del Synodaler Weg, la vía sinodal de los obispos alemanes no siempre en línea con el Vaticano, a favor de la abolición del celibato para los sacerdotes y de que las mujeres celebren misa. Esto acerca ideológicamente a Burger al conservador Gänswein. Pero la exuberancia del antiguo secretario de Benedicto XVI también es difícil de aceptar para el actual obispo de Friburgo.

Tras esa reunión, monseñor Burger dictaminó que el ex Prefecto de la Casa Pontificia puede celebrar misa en la catedral de Friburgo y conferir el sacramento de la Confirmación, así como presidir funciones litúrgicas especiales, previa consulta.

Salidas de tono

El canónigo de Friburgo Georg Bier explicó a la prensa alemana la relación entre Gänswein y Burger: «Ambos obispos no se comprometen a nada, pero se aseguran mutuamente su disposición a echarse una mano en casos particulares y, si es necesario, a pedirse ayuda». Para Gänswein será una vuelta al pasado, cuando en Oberkirch, en los primeros años tras su ordenación sacerdotal (en 1984), era 'novicio' en la celebración de la misa y los sacramentos. Aceptó este «paso atrás», un poco como cuando llegó a Friburgo. «Tenía que dejar el Vaticano el primero de julio y lo hice, eso es todo: obedezco», había dicho en una entrevista al diario italiano Corriere della Sera, enmascarando una fuerte amargura por la elección del Papa Francisco.

Pero si por un lado Gänswein espera un nombramiento, por otro sus declaraciones, a veces precipitadas, ralentizan aún más este proceso, teniendo en cuenta que Francisco ya no tiene prisa por darle un nuevo papel en la diócesis.

Esperando indicaciones

Esa declaración de «estoy aquí, buscando trabajo» se sumó al menos a otras dos graves salidas de tono del ex secretario de Benedicto, que molestaron sobremanera al Papa Francisco. La primera: la firma conjunta por Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah de un libro contra cualquier apertura sobre el celibato sacerdotal, que más tarde fue desmentida y calificada de «malentendido» por Gänswein. Bergoglio aún no se había pronunciado sobre el tema, antes del Sínodo amazónico, y lo de Benedicto XVI había parecido una verdadera prevaricación. El desmentido sirvió de poco y Francisco destituyó al entonces Prefecto de la Casa Pontificia, aconsejándole que se trasladara a la residencia de Ratzinger para asistirle mejor.

Peor aún fue tras la muerte de Ratzinger, cuando salió a la luz el libro Nada más que la verdad, en el que Ganswein acusa a Francisco de asestar un golpe en el corazón de Benedicto XVI al suprimir la posibilidad de recitar misa en latín. Desde entonces, entrevistas en televisión y periódicos han distanciado aún más a Bergoglio y al ex secretario de Ratzinger. Hasta el «pantano» en el que se encuentra ahora Ganswein: aislado en su Friburgo, a la espera de indicaciones de los Sagrados Palacios de Roma.

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