Día Mundial de la Enfermedad de Lyme
Qué es la enfermedad de Lyme, la infección que transmiten las garrapatas
El cambio climático está provocando un aumento de la población de garrapatas
La enfermedad de Lyme o borreliosis es una infección causada por una bacteria generalmente transmitida por la picadura de una garrapata dura, en Europa la más común es la Ixodes ricinus.
Con motivo de la celebración el 1 de mayo del Día Mundial de la Enfermedad de Lyme, la Fundación SOS Lyme ha advertido de que el cambio climático está provocando un aumento de la población de garrapatas durante todo el año, lo que «puede multiplicar los casos de Lyme en España en la próxima década».
Según el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, el número de hospitalizaciones por la enfermedad de Lyme se ha multiplicado por tres en España entre 2005 y 2019.
Las mordeduras tienen lugar tanto de forma directa, sobre todo al realizar actividades al aire libre, sea en la naturaleza o en los parques, y de forma indirecta, a través de animales de compañía. Si no se aplican las medidas de contención temprana, puede derivar en un Lyme crónico y grave, que puede causar incluso la muerte.
Cómo detectar la enfermedad
El mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, que sin el tratamiento adecuado se cronifica, es en primavera en zonas no húmedas y en verano en regiones húmedas, coincidiendo con las fases más activas del vector.
Tras un periodo de incubación de tres a 32 días aparecen los síntomas de la fase precoz localizada: el signo inicial característico es el Eritema migrans, una lesión cutánea tras la inoculación que, aunque aparece en un 70-80 % de los casos, puede pasar desapercibida y suele acompañarse de un síndrome pseudogripal.
Si la enfermedad no se trata, avanza a la fase precoz tardía que puede darse hasta 3 meses tras la picadura, con eritema múltiple y/o manifestaciones neurológicas, cardiacas y/o articulares agudas; la fase crónica, que llega meses o años después, se caracteriza por la presencia de neuroborreliosis terciaria y/o artritis persistente de, al menos, 6 meses de duración y/o manifestaciones cardiacas.
El pequeño tamaño de las larvas o ninfas de la garrapata, una picadura indolora y la falta de especificidad clínica hace que esta enfermedad, que es de declaración obligatoria en España desde 2015, se diagnostique tardíamente.