¿Puedo ser intolerante a la cerveza o a los champiñones?

Diarrea, dolor abdominal, gases y flatulencia, náuseas y vómitos son los síntomas más frecuentes de una intolerancia alimentaria. Entre las más conocidas están a la lactosa, al gluten, a la cafeína o a la la fructosa, sin embargo, en los últimos años se ha visto un aumento a la intolerancia a la trehalosa, un azúcar natural, resultante de la unión de dos moléculas de glucosa. Expertos de la Clínica Ojeda, explican que la intolerancia a la trehalosa se produce por una deficiencia de la enzima trehalasa, presente en la superficie de la mucosa intestinal.

«Al no poderse degradar y absorber, la trehalosa no digerida va a generar un efecto osmótico, 'chupando' agua de la mucosa hacia la luz intestinal, lo cual aumentará el volumen del contenido intestinal dando lugar a los síntomas, que habitualmente se producirán al cabo de 2-4 horas de haber ingerido alimentos con trehalosa».

Cuanto mayor sea el contenido de trehalosa en una comida y cuanto mayor sea el grado de deficiencia de la enzima trehalasa, mayor intensidad de los síntomas y mayor rapidez en ocurrir.

La dietista Laura Sánchez Anguita, especialista en nutrición del Hospital Universitario La Luz de Madrid, destaca la importancia del diagnóstico en la intolerancia a la trehalosa ya que cada vez se registran más casos. «La trehalosa está presente en alimentos como los champiñones, setas, miel o cerveza. Esta intolerancia, aún poco conocida por la población general, está comenzando a preocupar a los profesionales de la salud debido a su impacto en la calidad de vida de los pacientes», señala Sánchez Anguita.

La experta reconoce que actualmente no está catalogada ni reconocida como otras intolerancias más comunes como pueden ser, entre otras, la de la lactosa o la del gluten.

Es por ello que la intolerancia a la trehalosa puede ser fácilmente confundida con otras afecciones gastrointestinales como el Síndrome del Intestino Irritable (SII), cuyo cuadro se caracteriza por alteraciones del ritmo intestinal, distensión abdominal, calambres abdominales, dolor abdominal y flatulencias o la intolerancia a la lactosa, lo que dificulta su diagnóstico. «Además de tener estos síntomas están otros propios de la intolerancia también en otras partes del cuerpo como neurológicos (dolor de cabeza, mareos, vértigos, etc.), respiratorios (asma, etc.) y/o dermatológicos como acné», asevera la especialista.

En este sentido, Laura Sánchez advierte que es fundamental que tanto los pacientes como los médicos estén al tanto de esta condición para evitar diagnósticos erróneos y mejorar la calidad de vida de los afectados.

Cómo se diagnostica

Para diagnosticar esta patología se realiza una prueba que se conoce como test de hidrógeno espirado, que puede solicitarla el endocrino, el dietista-nutricionista o un especialista de digestivo.

En cuanto al tratamiento, Laura Sánchez señala que la solución más efectiva es la eliminación o reducción de los alimentos que contienen trehalosa, como los champiñones y otros hongos comestibles. También se recomienda a los pacientes leer cuidadosamente las etiquetas de los productos alimenticios, ya que la trehalosa puede estar presente como aditivo en algunos productos alimentarios.