La piel también tiene resaca: así se manifiesta y se tratar, según los expertos
No solo es un problema estético, sino también un reflejo de desequilibrios internos
El primer mes del año no solo trae la cuesta de enero, sino el reflejo de los excesos de comidas y cenas, algo que también se refleja en la piel con un rostro apagado, con signos de deshidratación, enrojecimiento o incluso brotes, conocido como «resaca en la piel». Este fenómeno no solo es un problema estético, sino también un reflejo de desequilibrios internos causados por la falta de sueño, el consumo de alcohol y toxinas.
Aunque los efectos pueden parecer inevitables, existen formas de mitigar este impacto y devolverle a la piel su luminosidad y frescura en poco tiempo. Los expertos de Germaine GOYA, nos cuentan qué ocurre en nuestra piel y cómo cuidarla después de los excesos para mantenerla saludable y radiante.
Cómo se manifiesta
- Deshidratación: El consumo de alcohol reduce los niveles de hidratación, afectando directamente la elasticidad y luminosidad de la piel. Esto se traduce en sequedad, tirantez y un aspecto apagado.
- Estrés oxidativo: Las toxinas del alcohol generan radicales libres que dañan las células cutáneas, disminuyendo la capacidad de la piel para repararse.
- Inflamación: El consumo de alcohol y alimentos procesados puede desencadenar procesos inflamatorios, empeorando problemas como el enrojecimiento o los brotes de acné.
- Alteración de la barrera cutánea: La falta de sueño y los excesos debilitan la barrera protectora de la piel, volviéndola más propensa a irritaciones y empeorando afecciones como la dermatitis atópica.
- Falta de regeneración celular: Durante el sueño, la piel se regenera de manera natural. La falta de descanso interrumpe este proceso, intensificando los signos de cansancio como ojeras, bolsas y líneas de expresión.
Cómo tratarla
- Hidratación intensiva: Beber agua en abundancia es el primer paso para rehidratar el cuerpo y la piel. Complementa con productos tópicos que contengan ácido hialurónico, ceramidas o glicerina para restaurar la humedad perdida y calmar la tirantez.
- Limpieza suave: Evita productos agresivos que puedan irritar más la piel. Opta por limpiadores suaves que eliminen las toxinas sin alterar la barrera natural de la piel. Esto es especialmente importante si padeces rosácea o dermatitis atópica.
- Calma la inflamación: Aplica tónicos o sérums con ingredientes calmantes como aloe vera, niacinamida o pantenol. También puedes usar mascarillas con propiedades antiinflamatorias, como las de avena coloidal o arcilla blanca, para reducir el enrojecimiento y la irritación.
- Repara con antioxidantes: La vitamina C es clave para combatir el estrés oxidativo y devolver luminosidad a la piel. Además, combina con activos como el retinol o la niacinamida, que ayudan a reparar el daño celular y mejorar la textura.
- Protección nocturna: Aplica cremas nutritivas antes de dormir, preferiblemente con ingredientes como manteca de karité o aceites esenciales, que apoyen la regeneración celular mientras duermes.
- Masajes para revitalizar: Un masaje facial con rodillos de jade o cuarzo puede estimular la circulación, reducir la hinchazón y mejorar el aspecto del rostro. Es una técnica sencilla que, además, calma y revitaliza.
- Prevención y mantenimiento: Si sabes que tendrás una noche de excesos, utiliza previamente productos ricos en antioxidantes y asegurarte de mantener tu piel hidratada antes y después. Esto minimizará el impacto en tu piel y reducirá el riesgo de agravar afecciones.