
La lumbalgia dificulta el movimiento y afecta la calidad de vida y el bienestar mental
Ni cortisona ni paracetamol: esto es lo que funciona para el dolor de espalda
Solo alrededor de 1 de cada 10 tratamientos comunes no quirúrgicos y no invasivos son efectivos
Uno de los dolores más habituales entre la población general es el de espalda, siendo el lumbar el más frecuente. Los malos hábitos posturales, levantar pesos o hacer un mal movimiento son algunos de los desencadenantes que puede forzar los músculos de la espalda y los ligamentos de la columna vertebral. Además, enfermedades como osteoporosis o artritis también suelen afectar a la espalda lumbar y provocar dolor.
Sin embargo, según una investigación, publicada en BMJ Evidence Based Medicine, solo uno de cada diez tratamientos no quirúrgicos para el dolor lumbar es efectivo y el alivio del dolor es solo marginalmente mejor que el logrado con un placebo.
Existen muchas opciones de tratamiento farmacológico, pero no siempre es fácil saber cuáles son eficaces ya que, según los investigadores, entre el 80 % y el 90 % de los casos el dolor lumbar se clasifica como no específico al no existir una causa inmediatamente identificable. Los médicos recomiendan enfoques no quirúrgicos y no invasivos como tratamiento inicial.
Tratamientos analizados
Para ampliar la base de evidencia, los investigadores buscaron en bases de datos de investigaciones ensayos aleatorios controlados con placebo publicados de tratamientos no quirúrgicos y no intervencionistas para personas con dolor lumbar inespecífico, con el objetivo de agrupar los resultados.Los enfoques incluidos fueron farmacológicos, como los antiinflamatorios no esteroides (AINE) y los relajantes musculares, y no farmacológicos, como el ejercicio, el masaje y la manipulación espinal. Las intervenciones más comunes fueron AINE (27 ensayos), opioides (26 ensayos), terapia láser y de luz (25), acupuntura (24) y terapia manual suave (movilización; 19 ensayos).
De las 69 comparaciones de tratamientos incluidas en los ensayos, la certeza de la evidencia fue moderada para 11 (16 %), baja para 25 (36 %) y muy baja para 33 (48 %), según la evaluación del sistema GRADE.
El análisis de datos agrupados mostró que, en comparación con placebo, ningún tratamiento no farmacológico y solo los AINE (la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno) resultaron eficaces para el dolor lumbar agudo; el ejercicio, la manipulación y el vendaje espinal, los antidepresivos y los medicamentos que se dirigen a los receptores del dolor (agonistas TRPV1) resultaron eficaces para el dolor lumbar crónico.
Los efectos fueron pequeños
La evidencia de calidad moderada mostró que los tratamientos para el dolor lumbar agudo que no fueron efectivos incluyeron ejercicio, inyecciones de esteroides y paracetamol, mientras que los anestésicos (es decir, lidocaína) y los antibióticos no fueron efectivos para el dolor lumbar crónico, mostró el análisis.
La evidencia no fue concluyente para diez tratamientos no farmacológicos y diez farmacológicos para el dolor lumbar agudo. Tampoco fue concluyente para una amplia gama de 22 tratamientos no farmacológicos, como acupuntura, masaje, osteopatía y TENS o electroestimulación percutánea y 16 tratamientos farmacológicos, como antidepresivos más paracetamol, medicamentos complementarios, bifosfonatos y relajantes musculares para el dolor lumbar crónico.
Los investigadores señalan que muchos de los ensayos disponibles incluyeron solo unos pocos participantes y arrojaron resultados inconsistentes, además de que el tipo y la calidad de algunos de los placebos utilizados variaron considerablemente, lo que potencialmente afectó la certeza de los hallazgos.
Pero afirman: «Nuestra revisión no encontró evidencia fiable de efectos significativos para ninguno de los tratamientos incluidos, lo cual concuerda con las guías clínicas y nuestra revisión previa. Si bien nos gustaría ofrecer recomendaciones más precisas sobre dónde invertir y desinvertir en tratamientos, no es posible en este momento».
Los investigadores destacan: «Existe una clara necesidad de realizar ensayos a gran escala, de alta calidad y controlados con placebo para reducir la incertidumbre en las estimaciones de eficacia de muchos tratamientos no quirúrgicos y no intervencionistas».