La migraña

La cefalea en racimos suele comenzar de forma abrupta, generalmente alrededor del ojo

Día Internacional de la Cefalea en Racimos  ¿Dolor de cabeza intenso? Así puedes saber si sufres cefalea en racimos

Suele comenzar de forma abrupta, generalmente alrededor del ojo

Los dolores de cabeza son la primera causa de discapacidad entre los 16 y los 49 años y el primer motivo de consulta en los servicios de Neurología. Pueden presentarse como distintas entidades clínicas, siendo las más frecuentes la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos. Estas últimas afectan a unas 50.000 personas en España, aunque un 20 % la padecerían en su forma crónica, es decir, las crisis de dolor se presentan durante un año o más sin remisión o con períodos de remisión que duran menos de tres meses, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

El Dr. Vicente González, Vocal del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (GECSEN), explica que este tipo de dolor «es una enfermedad muy discapacitante» y añade: «Además del fortísimo dolor de cabeza que provoca, casi el 80 % de los pacientes padecen restricciones importantes en su vida diaria y casi un 45 % de los pacientes asocia depresión».

Síntomas de esta cefalea

Este tipo de cefalea recibe el nombre de ‘racimos’ porque los dolores de cabeza ocurren en grupos, es decir, en ataques que pueden ocurrir varias veces al día durante semanas o meses, seguidos de largos períodos sin dolor de cabeza.

El Dr. Roberto Belvís, Coordinador del GECSEN, explica: «La cefalea en racimos suele comenzar de forma abrupta, generalmente alrededor del ojo, y experimentando un dolor muy intenso en pocos minutos que puede extenderse habitualmente en un solo lado de la cara» y añade: «Este dolor grave suele estar acompañado de otros síntomas como caída de un párpado, enrojecimiento y lagrimeo del ojo, y/o congestión nasal en el mismo lado del dolor de cabeza».

El médico asegura que otras peculiaridades de este tipo de cefalea son que los dolores de cabeza suelen presentarse generalmente a la misma hora del día o de la noche, o en momentos similares cada año y que, durante las crisis, las personas sienten que no pueden quedarse quietas ni descansar, interrumpiendo incluso el sueño cuando aparecen por la noche -algo bastante habitual- y a diferencia de otras cefaleas más comunes, como por ejemplo la migraña o la cefalea en tensión, en la que los pacientes sí encuentran que el movimiento empeora el dolor.

El Dr. Roberto Belvís asegura que «a pesar de que este tipo de cefalea tiene unas características que deberían hacer que fuera fácil de identificar, es probablemente uno de los dolores de cabeza más infradiagnosticados. La mayoría de los pacientes tardan meses en obtener un diagnóstico adecuado».

Tratamiento

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que, en España y en algunos pacientes, el retraso en el diagnóstico de la cefalea en racimos puede ser superior a los 3 años. Pero además, el último estudio al respecto realizado por esta sociedad científica determinaba que más del 57 % de los pacientes reciben diagnósticos erróneos previos.

El abordaje terapéutico de la cefalea en racimos puede ser tanto sintomático como preventivo. Dado que este tipo de dolor de cabeza se caracteriza por episodios breves pero de gran intensidad, los tratamientos sintomáticos están diseñados para ofrecer un alivio rápido. En este sentido, una de las opciones más eficaces para el tratamiento agudo es la administración de oxígeno mediante mascarilla.

Además, existen diversos fármacos tanto para mitigar los síntomas como para reducir la frecuencia e intensidad de los episodios, logrando buenos resultados en numerosos pacientes. Sin embargo, aproximadamente un 15 % de quienes padecen cefalea en racimos de tipo crónico no responden adecuadamente a los tratamientos en monoterapia. En estos casos, pueden beneficiarse de enfoques combinados que integran distintos tratamientos farmacológicos, así como de procedimientos quirúrgicos.

Causas de la enfermedad

Aunque la causa exacta de esta enfermedad sigue siendo desconocida, se considera que pueden influir tanto factores genéticos como alteraciones en el hipotálamo, además de factores hormonales y ambientales. De hecho, ciertos cambios en el estilo de vida podrían estar relacionados con el aumento de casos en mujeres.

Por ejemplo, el consumo de alcohol y tabaco se encuentra entre los principales desencadenantes de las crisis de dolor y, según algunos estudios, en pacientes con predisposición también podrían contribuir al desarrollo de la enfermedad. No obstante, además de la carga genética—dado que uno de cada 20 pacientes tiene un familiar con cefalea en racimos—, otros factores de riesgo incluyen el hábito de fumar, el consumo de alcohol y la presencia de trastornos del sueño.

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