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Imagen del hielo marino en el Polo Norte

Imagen del hielo marino en el Polo NorteCHRISTOPHER MICHEL

Qué es el efecto albedo y cómo influye en la temperatura de la Tierra

Si el hielo de los polos desaparece y solo queda un mar oscuro en su lugar, la capacidad de reflexión será de aproximadamente 10 %

La pérdida de hielo en el planeta es uno de los mayores temores de los científicos y las autoridades por los desastres que podría conllevar a nivel mundial, como el aumento del nivel del mar.

Pero las grandes masas de hielo también influyen de otras maneras en el clima del globo, como por ejemplo mediante el efecto albedo. Entendemos por albedo la propiedad que tiene un cuerpo de reflejar la radiación que incide sobre él. De esta manera, la Tierra refleja cerca del 35 % de la luz que llega del Sol, lo que hace que la temperatura no aumente.

A nivel global, la Tierra posee un albedo que varía según las características de su superficie. Las zonas cubiertas de hielo, como los glaciares, tienen un albedo muy alto debido a su capacidad para reflejar la luz solar, mientras que áreas más oscuras, como los bosques densos, presentan albedos bajos. En promedio, como hemos dicho, nuestro planeta refleja aproximadamente el 35 % de la luz solar recibida de vuelta al espacio, lo que contribuye a mantener una temperatura equilibrada y evita un aumento peligroso para la vida humana.

Sin embargo, el posible derretimiento de los polos haría que se redujera el albedo del planeta y se incrementase la temperatura terrestre, algo que podría ser devastador para la vida. Y es que cuando las temperaturas aumentan y el hielo polar se derrite, se expone la superficie más oscura del océano o el suelo, que tiene un albedo bajo. Esto provoca una mayor absorción de calor, lo que acelera el derretimiento en un ciclo de retroalimentación positiva. Este fenómeno es uno de los principales motores del calentamiento en el Ártico, donde las temperaturas aumentan más rápidamente que en otras partes del planeta.

Asimismo, la reducción del albedo contribuye a otros cambios drásticos en el ecosistema tales como la pérdida de hábitats para especies que dependen del hielo. El ciclo del agua también puede ser modificado, ya que al cambiar la temperatura de los océanos y las superficies terrestres, el albedo puede alterar los patrones de precipitación y, de esta forma, intensificar fenómenos extremos como las tormentas o las sequías.

Tal y como exponen desde Gaiambiente, empresa especializada en medio ambiente, si el hielo de los polos desaparece y solo queda un mar oscuro en su lugar, la capacidad de reflexión será de aproximadamente un 10 %. Un preocupante efecto que, de acuerdo con los expertos, podría intensificarse en los próximos años, afectando de forma negativa el Ártico. Por todo ello, proteger y restaurar superficies de alto albedo es fundamental para mitigar el calentamiento del planeta y mantenerlo habitable.

Albedo en las ciudades

No obstante, el albedo no se restringe únicamente a los polos. Desde la energética EDP explican que las nubes, la arena, la nieve y los tejados claros son otros ejemplos de superficies con un albedo alto, ya que reflejan gran parte de la radiación solar. Por otro lado, los árboles y las plantas tienen un albedo más bajo porque absorben una mayor cantidad de radiación para llevar a cabo la fotosíntesis. Esta combinación de vegetación y elementos claros es clave en las estrategias de diseño de ciudades sostenibles, cuyo objetivo es reducir la temperatura promedio en los entornos urbanos.

Estas urbes «verdes» buscan equilibrar superficies que reflejen la radiación solar y aquellas que la absorban, logrando así un entorno más fresco. Un ejemplo común es la plantación de árboles en las calles, que proporcionan sombra al pavimento y disminuyen la exposición del asfalto a la radiación solar. Además, numerosos proyectos en ciudades europeas han optado por transformar calzadas y carreteras en zonas peatonales y jardines, promoviendo espacios más frescos y agradables para sus habitantes.

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