
Ficha de la policía española de 1936 de Ramon Mercader del Río (1914-1978), agente de la NKVD y asesino de Trotski
Ramón Mercader, el español que Stalin nombró «héroe de la Unión Soviética» tras matar a Trotsky en México
Las autoridades mexicanas juzgaron a Mercader y lo condenaron a 20 años de cárcel
«León Trotsky ha sido objeto de un atentado que ha causado gran sensación […] Según las últimas noticias no confirmadas, los médicos consideran imposible que se salve», informó el ABC. Sucedió en México el 20 de agosto de 1940, en una casa en Coyoacán; sin embargo, detrás de toda aquella operación se encontraba la sombra de Stalin.
Tres meses antes, veinte hombres armados con metralletas entraron en el recinto de su casa con un objetivo: asesinar a quien fue comisario de Exteriores y de Guerra de la Unión Soviética. Los mercenarios dispararon sin clemencia los muros de la casa de Trotsky, pero no consiguieron dar en el blanco: huyeron para evitar ser capturados.

León Trotski, en el centro, con unos admiradores en México poco antes de su asesinato
Tras lo sucedido, Trostky reforzó la seguridad de su casa convirtiéndola en una auténtica fortaleza: «Gracias a los esfuerzos de nuestros amigos norteamericanos, nuestra pacífica casa suburbana se está convirtiendo, semana tras semana, en una fortaleza; y, al mismo tiempo, en una cárcel», dejó por escrito quien fue uno de los principales líderes de la Revolución Rusa de 1917.
De esta manera se aumentó la altura de los muros exteriores, tapiaron ventanas con ladrillos y hasta se construyeron torres de vigilancia. Las obras para reforzar la seguridad de la casa de Trotsky seguían aquella tarde de agosto –entre otras cosas estaban instalando una sirena en el tejado– cuando Frank Jacson, amigo de la familia Trotsky realizó una de sus visitas habituales. Pero esta vez su visita no fue nada amistosa.Un agente estalinista
En realidad, Jacson era un agente estalinista llamado Ramón Mercader. Había nacido en el seno de una familia burguesa de Barcelona y participó en la guerra civil española en el bando republicano. Sería su madre, Caridad del Río, una ferviente estalinista, quien lo convencería para unirse a los servicios secretos soviéticos con un objetivo concreto: eliminar a la principal amenaza al régimen estalinista. Según el historiador británico Robert Service, especialista en la historia rusa, Trotsky era y «sigue siendo un personaje más admirado que repudiado por encarnar el auténtico ideal revolucionario que Stalin supuestamente había traicionado».
Así, en 1939 puso en marcha, siguiendo las órdenes de Stalin, la Operación Utka (Operación Pato). Primero se infiltró en los círculos trotkistas con la identidad de un militante belga llamado Jacques Mornard. Su misión era enamorar y seducir a Sylvia Ageloff, hermana de la secretaria de Trotsky y quien le acercaría aún más a su objetivo final.
Ambos comenzaron una relación y bajo la identidad del canadiense Frank Jacson viajó a México –donde se exilió el líder de la oposición estalinista en 1936– acompañado de Sylvia, quien le presentó a Trotsky. La misión del español iniciaba su última fase: ganarse la confianza del purgado bolchevique. Entre conversaciones, Mercader fingía simpatizar con las ideas de Trotsky, se ganó también la confianza de los guardaespaldas e incluso llegó a realizar pequeños favores y recados a la familia. Por ello, su visita aquel 20 de agosto no era nada raro y con el pretexto de entregarle un artículo que quería que revisase, Trotsky y él se quedaron asolas.

Retrato de Ramón Mercader
Ya en su estudio, Trotsky cogió los papeles y se acercó a la ventana para poder leer mejor los documentos. Aprovechando aquel momento de vulnerabilidad, Mercader sacó una de las armas que escondía debajo del chubasquero que colgaba de su brazo: un piolet, una especie de pico de metal afilado con mango de madera que suelen utilizar los alpinistas. Y le atestó un golpe mortal que acabaría con su vida 12 horas. Fue operado de urgencias, pero al día siguiente entró en coma muriendo poco tiempo después.
Las autoridades mexicanas juzgaron a Mercader y lo condenaron a 20 años de cárcel. Stalin organizaría una misión para liberar al español que acabaría fracasando. Tras cumplir su condena, y pasar por Cuba y Praga, volvió a Rusia, donde fue condecorado como «Héroe de la Unión soviética», la más alta condecoración del régimen comunista. Cambiaría su nombre por el de Ramón López para evitar la atención mediática. Sus restos descansan en el cementerio de Kúntsevo en Moscú.