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08 de septiembre de 2024

MontecassinoHermann Tertsch

La declaración de guerra

Han decidido imponer un todavía más obsceno cerco antidemocrático a las fuerzas crecientes en Europa para defender la hegemonía de las fuerzas decrecientes

Actualizada 04:30

¿Se imaginan al Partido Popular aliado con el Partido Socialista y Podemos votando a ETA/Bildu a un cargo para que no lo ocupe Vox? Hoy muchos españoles responderán ya que sí. Y es que ha pasado. El pasado miércoles en el primer pleno de la nueva legislatura del Parlamento Europeo en Estrasburgo, el PP europeo acordó y coordinó con el grupo socialista, con los llamados «liberales» de Renew y con los Verdes su voto a un extremista comunista islamista filoterrorista para impedir que saliera como vicepresidente un reputadísimo candidato, el francés y exdirector de Frontex, Fabrice Leggeri. La razón es que este es miembro de «Patriotas para Europa», el tercer grupo de la cámara, en el que está integrado VOX.

La conspiración contra Leggeri dice mucho de las decisiones tomadas en los niveles más altos de las elites europeas que a través de sus partidos jenízaros del sistema han gobernado la Unión Europea desde siempre y que controlan la Comisión Europea y todo el colosal aparato político burocrático propagandístico. El crecimiento incesante de las fuerzas nacionales, patriotas y soberanistas es el principal peligro para el estatus quo en el que proceso de selección de objetivos en la ingeniería social, el legislativo y el ejecutivo en el incipiente megaestado europeo centralizado está firmemente en manos de la alianza «centrista» que es la unión permanente de populares y socialistas, que actúa prácticamente como un partido único en todo lo relevante, apoyados por sus satélites liberales y verdes.

Hasta ahora creían poder controlar todo sin sobresaltos frente a una derecha marginal, que convenientemente difamada como extremista o fascista, quedaba paralizada sin masa crítica para poder siquiera molestar a los poderosos asentados. Alarmada ante la revuelta nacional que se reproduce en prácticamente todos los países de la unión en contra de los efectos de la política de esta alianza socialdemócrata, globalista y esencialmente despótica, la cúpula de la misma, sitúenla igual en Bruselas que en Berlín, ha decidido que debe pasar a la ofensiva, porque en caso contrario teme que en esta legislatura pueda perder el control del proceso. «Wir werden eine Mauer bauen», (construiremos un muro) dijo Ursula von der Leyen en su discurso del jueves que fue una declaración de guerra a todos aquellos que no acaten el rodillo que piensa imponer más aun que en la pasada legislatura precisamente por saberse más frágil. Nada de palabras conciliadoras hacia los europeos en general. Al Pacto Verde nefasto para la agricultura seguirá el Pacto Limpio para que se vaya preparando la industria a una catarata de regulaciones que hará inviable mucha explotación. Pero la ideología y la disciplina que requiere ya Frau Ursula no permite ya dudas ni medias tintas. El lema es «Estás conmigo o eres mi enemigo y no acabaré hasta destruirte». Eso es lo que ya hizo von der Leyen con el gobierno polaco de Ley y Justicia al que prometió apoyo, comprensión y trato equilibrado en 2019 y logró destruir en 2023. Pero es lo que advierte a todos porque sabe que cada elección nacional a partir de ahora -en cuanto termine el verano, en Austria- va a ver crecer a su enemigo.

Así han decidido imponer un aún más obsceno cerco antidemocrático a las fuerzas crecientes en Europa para defender la hegemonía de las fuerzas decrecientes y perdedoras. Y el protagonista de esta doble operación de la bunkerización y contraofensiva de la socialdemocracia globalista, con su operativo de combate para impedir que la revuelta nacional conservadora ponga en peligro sus procesos de ingeniería social, es el partido que logra aun interceptar una gran parte de los votos emitidos para el cambio hacia la derecha y convertirlos en fuerza ejecutiva contra el cambio y en defensa del proceso izquierdista y antinacional. Ese es el Partido Popular Europeo. El Partido Popular es el encargado de mantener en pie la inmensa estafa de que existe algo así como un centrismo a su izquierda y una moderación en su alianza con toda la izquierda cuando en realidad actúa con la izquierda como un partido único.

El francés Leggeri era probablemente la personalidad más capacitada de todos los candidatos que se presentaban a las vicepresidencias. Brillante alto funcionario francés ha sido durante más de siete años el director de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas conocida como Frontex. Su pecado, ser diputado del grupo de Patriotas para Europa por su partido francés Rassemblement National. En su lugar, el partido popular se puso de acuerdo con toda la izquierda para elegir a Younous Omerjee, también francés, un comunista de la isla de Reunión, conocido por su inmensa radicalidad proislamista que se niega a condenar las matanzas de Hamás, furioso judeófobo, militante extremista del partido de la Francia Insumida de Melenchon.

La alianza de populares y socialistas amplía a la extrema izquierda sus unidades de combate en la política europea y en las políticas nacionales. Como se ha visto en la alianza de Francia con un Macron y los centristas entregados en campaña a la alianza del discurso islamista comunista de Melechon aquí ya no hay ataque a «los extremismos vengan de donde vengan». Aquí solo hay ya «Kampf gegen rechts» (combate contra la derecha) como en Alemania, donde reina el pánico ante próximas elecciones en estados orientales con una AfD entre el 30% y el 40% y la desaparición parlamentaria de socialistas, liberales y verdes.

En el reparto de los cargos de las comisiones va a pasar exactamente igual que con las vicepresidencias y Leggeri y Omerjee. Que la Ley D´Hondt que oficialmente rige en el parlamento será burlada con saña. Con 135 escaños los socialistas tienen cinco vicepresidencias y los comunistas con 40 tienen uno, los Patriotas por Europa con 86 escaños no tienen ninguno. En las comisiones se repartirán entre todos los cargos con brutal desprecio a las reglas propias. La lucha contra la derecha y la salvación del planeta todo lo justifican. La buena noticia es que las fuerzas de Von der Leyen van a la guerra porque tienen miedo. Tienen miedo a las respuestas que los electorados en las naciones europeas les vayan dando y cambiando el Consejo Europeo, según vayan llegando al poder gobiernos con fuerzas sometidas al Cerco Antidemocrático precisamente por la venganza de los electorados contra la alianza estafadora que mantienen en Bruselas.

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