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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Carta de Groucho a Mohamed

En las escuelas de diplomacia se explicará la gestión de la envainada en el Sáhara como un ejemplo de todo lo que no hay que hacer

Actualizada 08:38

No es la primera vez que viendo en acción al gran presidente Sánchez me viene a la mente otro estadista de leyenda: Rufus T. Firefly, mandatario de Freedonia en el viejo astracán Sopa de ganso. La película de los Hermanos Marx data de 1933, pero siempre que la ojeo me vuelve a hacer reír. Es un disparate de una hilaridad infalible. Tal vez por ello se custodia en la Biblioteca del Congreso, entre las joyas culturales de Estados Unidos.

En aquella comedia, Groucho Marx encarna a Rufus T. Firefly, arribista sin escrúpulos ni principios, que acaba convertido de chiripa en el despótico presidente de Freedonia. Sus desatinos provocan una guerra tontorrona con la vecina Sylvania, que acaba cercando a las fuerzas grouchianas. Rodeados por el enemigo y refugiados en un búnker, los generales se dirigen angustiados a su líder, Rufus T. Firefly: «¿Se da cuenta, presidente, de que nuestro ejército se enfrenta a una derrota?, ¿qué piensa hacer?». La respuesta de Groucho-Rufus es puro sanchismo: «Ya he hecho algo… ¡Pasarme al otro bando!».

El giro del Gobierno respecto al Sáhara Occidental daría para rodar la segunda parte de Sopa de ganso, con el presidente Rufus T. Sánchez encabezando el reparto. La secuencia de los hechos es demoledora:

1.-El programa electoral de Sánchez en las elecciones de 2019 defiende el «derecho de autodeterminación saharaui» y las resoluciones de la ONU. Además, se refiere a Argelia y Mauritania como «socios claves de España». Es decir, mantiene el planteamiento de sus predecesores en el cargo, contrario a la postura de Marruecos.

2.- Todos los presidentes españoles hacen su primer viaje oficial a Marruecos tras tomar posesión, a fin de cuidar la relación. Todos menos uno: Sánchez desprecia al vecino del sur y prefiere irse a ver a Macron, que es más fotogénico que Mohamed.

3.-Nada más llegar al poder, Sánchez monta un gran show propagandístico y televisado con la recepción en Valencia del barco de rescate de inmigrantes Aquarius. El mensaje que se transmite al mundo es que con el nuevo «Gobierno bonito», como por entonces se hacía llamar, todo emigrante irregular será bienvenido a España. Resultado: se dispara la llegada de pateras y Marruecos comienza a bajar los brazos.

4.-Abril de 2021: a Sánchez y su torpe ministra de Exteriores, Laya, no se les ocurre idea mejor que traer a España de tapadillo a Ghali, líder del Polisario y enemigo acérrimo de Marruecos, a fin de que reciba tratamiento médico. Por supuesto acaba sabiéndose. Rabat arde en cólera.

5.-Con su mal estilo habitual, utilizando a su propio pueblo como munición, Mohamed VI abre al mes siguiente la valla en Ceuta y Melilla. Oleadas de marroquíes entran en las plazas españolas, creando una situación angustiosa. Además el sátrapa alauita, el hombre más rico de su país y su primera empresa, retira a su embajadora en Madrid, suspende la operación Paso del Estrecho y baja todavía más la guardia en el control de pateras. España tiene un problema serio, creado por un patinazo miope de Laya y Sánchez.

6.-Sánchez despide a Laya. El gesto no arregla el problema. Pasan los meses y Marruecos continúa de morros y su embajada en Madrid, vacía.

7.-El caso Ghali empieza a convertirse en una china en el zapato de Sánchez, con la exministra Laya imputada y el juez concluyendo que toda la operación que provocó la crisis la dirigió el propio presidente.

8.-Guerra de Ucrania. Biden ningunea a Sánchez, encamado con ministros comunistas anti OTAN. Ante la crisis bélica, Sánchez hace gala de su espíritu Rufus T. Firefly: el viernes dice que no enviará armas a Ucrania y el lunes dice que sí las mandará. Cuando los transportistas quemados por los precios se ponen en huelga, su Gobierno los tacha de «ultraderechistas». Pero cinco días después recula y promete que se sentarán con ellos y no se levantarán «hasta llegar a un acuerdo». La guerra dispara el precio de la energía. En lo referente al gas, España es rehén de Argelia, conviene no indisponerse con ella… Pero Sánchez lo consigue.

9-El 1 de marzo, según ha revelado Ana Martín en El Debate, el Gobierno responde a una pregunta parlamentaria de Vox sobre la postura española ante el Sáhara Occidental. Allí explica que «la posición de España es constante», fiel a la vía que preconiza la ONU (la contraria a los deseos de Marruecos).

10-Pero 17 días después, un viernes a las cuatro y pico de la tarde, salta una noticia sorprendente. El Reino de Marruecos anuncia que ha recibido una carta del Gobierno de Sánchez por la que España cambia su postura tradicional sobre el Sahara y pasa a apoyar la de Marruecos. Los españoles se enteran del mayor giro diplomático de su Gobierno en la historia reciente por lo que les cuenta Mohamed VI y no su Ejecutivo.

11.-Sánchez ha tomado la trascendente decisión de Estado sin informar a los ministros de Podemos de su Gobierno, ni a la oposición, ni a sus socios del conglomerado Frankenstein, ni al Parlamento. El Gobierno tampoco ha aclarado todavía si fue informado el Rey o no (esperemos que sí…).

12.-Argelia, socio vital que nos envía casi el 40 % del gas, fuma en pipa y retira a su embajadora en Madrid, mientras retorna la de Marruecos tras diez meses de ausencia por la provocación de Sánchez con Ghali.

13.-Sánchez, más bien alérgico a la buena higiene democrática, rechaza un pleno monográfico sobre su giro diplomático. Solo hablará del asunto en el Parlamento a finales de mes y dentro de un debate sobre otros asuntos.

14.-La carta, que no conocen ni los ministros de Podemos, es filtrada el 23 de marzo por la Moncloa al periódico progubernamental El País. La misiva consiste en una adulación sumisa de Sánchez a Mohamed VI. Le entrega el Sahara sin pedir nada a cambio y lo lisonjea con un pelotilleo sonrojante, que contrasta, por ejemplo, con sus puyas constantes a Juan Carlos I. No consta por escrito a qué se compromete Marruecos a cambio. Por su parte, el ministro de Exteriores suelta ayer en un debate del Congreso esta enigmática frase: «Hoy he visto publicada en un medio la famosa carta», como si él tampoco la conociese.

15.-El Rey de Marruecos ahora ya sabe que presionar a España da frutos, porque al final su Gobierno se ablanda. Ganado ya por Mohamed el debate del Sahara, su futuro envite parece obvio: Ceuta y Melilla. ¿Qué ha hecho nuestro Gobierno? Entreguismo chapucero y oscurantista. Se podía girar si era menester, pero con otra altura, otra metodología y con compromisos por escrito de la otra parte.

¿Conclusión? La de siempre: no sabe y además es adicto a la marrullería. Urge relevarlo. Y es que como dijo un politólgo que sabe bastante más que yo, «el gobierno de la impostura conduce siempre al vacío».

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