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Cosas que pasanAlfonso Ussía

De Quinto y los impuestos

Madrid no tiene policía autonómica. En Madrid la autoridad del orden público está en manos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y policías municipales. Madrid no despilfarra el dinero de los madrileños en embajaditas dispersas por el mundo

Actualizada 01:30

Conocí a Marcos de Quinto en una tertulia de la COPE cuando era el presidente de Coca-Cola en España. Temía encontrarme con el típico ejecutivo agresivo y estirado, y me sorprendió su desarraigo con el mundo empresarial. Era un hombre libre que iba por libre. Entre los interlocutores amenos y originales no abundan los presidentes de las grandes empresas. Quizá, el más original que he conocido, cuando era muy joven –yo, no él–, fue el marqués de Deleitosa, presidente de Banesto, que tenía a su familia siempre expectante por su afición a la compraventa. Así que llegaba un visitante a su casa, se la enseñaba en un breve recorrido, y al visitante se le escapaba un comentario. –Me gusta muchísimo la cama de tu habitación–.

Y Deleitosa le ponía precio. –Por 500.000 pesetas te la vendo–. Cuando llegaba la marquesa a su casa se encontraba sin cama. –Compra una parecida con estas 400.000 pesetas que me ha pagado fulanito por nuestra cama–. Y ella la compraba y Deleitosa se sentía feliz con las 100.000 pesetas sobrantes. Por otra parte, era cultísimo y un gran aficionado a la pintura, pero sus cuadros de Canaletto no entraban en sus ofertas y demandas.

Marcos de Quinto no aburre ni pasa desapercibido. No parece un gran empresario, sino un naturalista, un ecologista no coñazo, un aventurero. Y muy listo. Pasó por Ciudadanos, y se aburrió. La política aburre a todo político brillante que no vive de la política. Y los que viven de la política, precisamente por ello, no son brillantes.

De Quinto, que ha comprado una preciosa casa en Mazcuerras-Luzmela, la cuna de los Escalante y de Concha Espina, para convertirla en una especie de 'Chateau Relais', les ha explicado a Sánchez y Rufián los motivos por los que Madrid, su comunidad, puede bajar los impuestos, como se ha propuesto Isabel Ayuso. Motivos a los que yo, modestamente, he sumado otros sin abandonar la discreción.

Madrid no tiene policía autonómica. En Madrid la autoridad del orden público está en manos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y las policías municipales. Madrid no despilfarra el dinero de los madrileños en embajaditas dispersas por el mundo. Los madrileños en el extranjero, si tienen que resolver algún problema, acuden a las embajadas o consulados de España, que a pesar de Albares, atienden a los que precisen de su ayuda. Madrid no tiene una TV3 más cara que Tele 5 y Antena 3 juntas. Madrid no compra con descaro a medios y periodistas para tenerlos como portavoces del independentismo. Madrid no tiene una familia Pujol que alimentar y enriquecer. Madrid no cobra el 3% de comisión a fondo perdido –muchos bolsillos conocidos–, en contraprestación de licencias y permisos. Madrid no tiene que mantener la ridícula sede y Corte en el autoexilio de un delincuente como Puigdemont. Madrid no tiene CDR, ni independentistas, ni idioma local, ni la obligación de etiquetar en otra lengua sus productos. Madrid no es envidiosa. A lo que añado: Madrid tiene grandes clubes deportivos que viven de sus recursos. Madrid no obliga a nadie a aprender y dominar un idioma que, más allá de su territorio, es absolutamente inservible. En Madrid se habla el español «spanish», una modesta lengua que dominan más de 500 millones de seres humanos en el mundo, y gracias a la cual, los catalanes, como españoles, utilizan para hacer sus negocios. Madrid es una de las ciudades más visitadas del mundo y que mejor trata y recibe a los que la visitan. El depósito y oferta artístico-cultural de Madrid es de las más ricas y atractivas del mundo. Madrid, capital y comunidad, asumen que todos los españoles, cuando están en Madrid, son tan madrileños como como los nacidos, crecidos y educados en Madrid. Madrid no necesita de un concierto económico o cupo madrileño, por ser la región que más recauda y más dinero aporta entre los territorios de España.

Y lo más importante. En Madrid, congregar a mil madrileños en la Plaza Mayor para bailar una sardana, es bastante difícil.

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