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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Sucedió en Palacio

«Presidente, soy la 'presidenta' (sic) de la AVT, le escribí un mail el otro día que ni lo ha leído, ni lo va a leer ni me va a contestar». Sánchez se hizo el sorprendido: –Estaba de viaje–; pero Maite no se amilanó

Actualizada 01:30

Las grandes recepciones en el Palacio Real son para los observadores. Después del saludo a los Reyes, se van formando corrillos de invitados coincidentes. El día de San Juan, la fiesta se celebraba en el Campo del Moro, y en sus primeras ediciones, en versión más reducida, el Premio Cervantes era homenajeado el 23 de abril en el palacio de La Zarzuela. Un año no fue invitado Coll, y se sintió deshabitado. Pero Manolo Summers fue invitado «con su señora», y la tragedia de Coll se convirtió en comedia. —Mira Jozé Luiz, zi tan importante ez para ti que te vean en la fiezta del Cervantes, te llevo como zi fuéraz mi zeñora—. Y Coll se subió al coche de Summers. En la puerta de acceso a La Zarzuela, carretera de El Pardo, un Guardia Real verificaba las invitaciones. Comprobó que Summers estaba en la lista, pero no encontró a Coll. —Lo siento, señor Coll, pero no figura en la relación de invitados—. Intervino Manolo Summers. —Zeñor guardia. No viene como Coll. Viene como mi zeñora, y noz queremoz una barbaridad—. El guardia, ahogado de risa consultó con Protocolo, y Coll fue autorizado a entrar en La Zarzuela como «señora de Summers». El Rey supo del asunto, y al saludar a Summers, que antecedía a Coll, le susurró al oído. —Manolo, tu mujer es bastante fea—; —Pero la quiero mucho, Zeñor—; y al estrechar la mano de Coll, Don Juan Carlos, besó su mano derecha mientras le decía: —Bienvenida, señora de Summers—.

En otra celebración del «Cervantes», con más invitados que en el año anterior, Antonio Gala comentó mientras hacíamos la cola para saludar a los Reyes: —Hay que reconocer que este joven matrimonio ha aumentado su círculo de amistades—. Y aquel día, Julián Cortés-Cavanillas, que según el malvado Emilio Romero, más que monárquico era «pornomonárquico», se emocionó tanto al encontrarse frente a frente con el Rey, que se fue de naja y soltó un cuesco que asustó a todos los gamos que pacían tranquilamente en dos kilómetros a la redonda. El Rey abrazó a Julián y le restó importancia al zambombazo aerofágico del veterano periodista : —No te preocupes, Julián, que eso nos pasa a todos—.

Pero el Palacio Real impone más. Y los corrillos políticos se disputan la importancia de los periodistas. Así que estaba Sánchez mintiendo a unos cuantos reporteros y pelotas en el corrillo presidencial, cuando una mujer, Maite Araluce, donostiarra, hija de Juan María Araluce Villar, asesinado por la ETA en 1976, siendo presidente de la Diputación de Guipúzcoa, se encaró con el gran farsante. Maite Araluce, hija del político asesinado por los beneficiados del Gobierno, es hoy la presidente de la AVT, la Asociación de Víctimas del Terrorismo. «Presidente, soy la 'presidenta' (sic) de la AVT, le escribí un mail el otro día que ni lo ha leído, ni lo va a leer ni me va a contestar». Sánchez se hizo el sorprendido: —Estaba de viaje—; pero Maite no se amilanó: —Me parece que lo que están haciendo es una vergüenza, y que a las víctimas nos tiene absolutamente abandonadas—; Y Sánchez, cobarde y falso, antes de dar la espalda a la mujer valiente, contestó: —Es tu opinión, es tu opinión—. El sucedido voló de salón a salón del Palacio Real, y Maite Araluce se convirtió en la voz del pueblo que no estaba invitado. La mujer valiente que denuncia los escaños y los votos ensangrentados que sostienen a Sánchez en el Gobierno, y el político mentiroso que le dio la espalda porque no tenía argumentos para responder. Le faltaron sus 740 asesores.

Sucedió en Palacio, el 12 de octubre de 2024, Día de la Hispanidad. Los uniformes militares mojados por la lluvia. Y Pedro Sánchez, que acudió al desfile vestido de sufriente padre de familia cuando recoge a sus hijos del colegio, sin palabras y avergonzado —lo cual es una excepción—, se limitó a darle la espalda a la mujer que preside el sufrimiento, el olvido, la injusticia y la tristeza.

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