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Huellas de las almas del purgatorio

Huellas de las almas del purgatorio

Este es el único museo del mundo que conserva 'huellas' de las almas del purgatorio

La historia comenzó con un incendio en una capilla dedicada a la Virgen del Rosario el 15 de septiembre de 1897. Al extinguirse las llamas, se descubrió la imagen grabada de la cabeza de un hombre en uno de los pilares del altar

En el centro de Roma, en el histórico barrio de Prati, se encuentra una iglesia conocida como el 'pequeño Duomo' debido a su parecido con la famosa catedral de Milán. Su estilo neogótico destaca entre los edificios renacentistas que la rodean. Sin embargo, la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús no solo llama la atención por su arquitectura, sino también por albergar algo único en el mundo: junto a la sacristía, se encuentra el museo de las Almas del Purgatorio, donde se conservan huellas que se dice fueron dejadas por las almas de los difuntos.

Pero, ¿qué es el purgatorio? En la tradición cristiana, el purgatorio es definido como un estado de purificación del alma antes de entrar en el Paraíso. Es el estado en el que, tras morir en gracia de Dios, el alma aún necesita purificarse a través de un 'fuego purificador', que es distinto del 'fuego eterno' del infierno. Según la creencia popular, este lugar es representado como una montaña, simbolizando la ardua tarea de ascender hasta alcanzar el Reino de los Cielos.

Iglesai del Sacro Cuore del Suffragio en Roma

Iglesia del Sacro Cuore del Suffragio, en Roma, donde se encuentra el museo de las Almas del Purgatorio

Un viaje para encontrar evidencias físicas del purgatorio

La historia del museo se remonta a un incendio que ocurrió el 15 de septiembre de 1897 en una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Rosario. Tras el incendio, se descubrió una imagen grabada de la cabeza de un hombre en uno de los pilares del altar. El sacerdote Victor Jouet, quien supervisó la construcción de la iglesia con la aprobación del Papa Benedicto XV, consideró esta imagen como una señal de un alma del Purgatorio. Muchos comenzaron a creer que aquel rostro era, en efecto, la señal de un alma que había regresado brevemente para recordar a los vivos la importancia de orar por su eterno descanso.

De esta forma, el padre Jouet emprendió un viaje por Europa en busca de evidencias sobre la vida después de la muerte y el contacto de los difuntos con sus seres queridos. Durante su recorrido, recopiló extraordinarias huellas, documentos originales y fotografiados, así como diversos signos y manifestaciones.

Posteriormente, la colección fue reorganizada y, en su estado actual, se trata de una original y pequeña colección de diversos documentos y reliquias de misteriosos rastros de la vida después de la muerte, ya que para muchos otros materiales encontrados las autoridades eclesiásticas consideraron que no había pruebas suficientes de autenticidad. Paños, manteles, sotanas, túnicas, breviarios, camisones y tablas de madera celosamente guardados en vitrinas narran, por tanto, las apariciones de los difuntos en presencia de los familiares y religiosos, atestiguadas por sus «huellas de fuego».

Huellas de las almas del purgatorio

Huellas de las almas del purgatorio

Las «marcas de fuego»

Estos testimonios detallados, cada uno con su historia particular, se remontan principalmente a los siglos XVIII y XIX y fueron motivados por la petición de las almas a los vivos para ofrecer oraciones y misas de sufragio para 'acelerar' su entrada al Paraíso. Estos objetos fueron expuestos en la sacristía de la iglesia, dando origen al Museo Cristiano del Inframundo, hoy conocido como el Museo de las Almas del Purgatorio.

Entre los objetos más curiosos se encuentra un camisón perteneciente a Joseph Leleux de Wodecq, en cuya manga se encuentra la huella de una mano que se dice pertenece a su madre fallecida en el siglo XVIII, quien se apareció a él para exhortarle a llevar una vida más piadosa.

Además, se pueden encontrar historias de huellas de manos y dedos de fuego que quedaron impresas en ropas, libros y otros objetos, cada una con su propia narrativa. Ejemplos incluyen las huellas dejadas por el difunto padre Panzini en la sotana de la madre Isabella Fornari en 1731 y la impresión de fuego que dejó la hermana María de san Luis Gonzaga en un libro en 1894. Los relatos que se exhiben en el museo también incluyen testimonios de apariciones de almas del Purgatorio, como la de Luisa Le Sénéchal, quien se apareció a su esposo en 1875, pidiéndole oraciones y dejando una marca de fuego en su gorro de dormir.

El museo de las Almas del Purgatorio tiene como propósito principal reavivar una antigua tradición cristiana: la oración por las almas de los difuntos que aún deben purificarse antes de entrar en el cielo. Este espacio no busca promover fenómenos extraordinarios o paranormales, sino recordar a los fieles la importancia de esta devoción, que ha sido acogida por la Iglesia a lo largo de los siglos. Los objetos expuestos, aunque llamativos, no alteran la fe ni su fundamento; simplemente evocan la realidad del Purgatorio y el sufrimiento de aquellas almas que aún esperan alcanzar la plenitud en el Paraíso.

La Santa Sede ha adoptado una postura cautelosa en relación con la autenticidad de estos relatos y objetos recopilados por el padre Jouet. Sin embargo, el museo ha despertado un creciente interés entre los visitantes y turistas que buscan conocer más sobre esta fascinante faceta de la fe cristiana, que invita a la reflexión y a la intercesión por aquellos que, según esta creencia, aún no han podido ver al Señor.

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