La imagen de Fátima decapitada por un misil que se venera en Roma
Su destrucción coincide con los días en que el Papa consagró Rusia y Ucrania a la Virgen de Fátima
Una de las dos iglesias gemelas de Piazza del Popolo en Roma, Santa María en Montesanto, ha acogido esta semana la imagen de la Virgen de Fátima que fue decapitada por la metralla de un proyectil en el seminario de Vorzel, a pocos kilómetros de Kiev. La ha traído en su coche el rector del seminario, Rusland Mykhalkiv, quien asegura que sufrió los daños justo en los días en que el Papa consagraba Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María de la Virgen de Fátima.
El padre Mykhalkiv cuenta que en el pasado mes de marzo tuvieron que abandonar de forma precipitada el seminario de Vorzel, a 15 kilómetros al norte de Kiev. Al estar situado cerca del aeropuerto, era una zona de alto riesgo que las tropas rusas querían controlar desde los primeros días de la guerra. Los combates tuvieron lugar entre los días 25 y 27 de ese mes, precisamente cuando el Papa reclamó la intercesión de la Virgen de Fátima para frenar el conflicto.
Los seminaristas regresaron a su sede un mes después, cuando las tropas ucranianas lograron hacer retroceder a los rusos del entorno de Kiev. Al entrar en la iglesia, descubrieron la imagen de la Virgen de Fátima en el suelo y con la cabeza pulverizada. «No era una gran obra de arte, sino una imagen simple, que habíamos comprado en una peregrinación al Santuario de Fátima unos años antes. Pero es algo más que una coincidencia que apareciera decapitada justo en los días en que el Papa le consagraba nuestro país», asegura el padre Mykhalkiv.
En un primer momento, pensaron que alguien había arrojado al suelo la imagen, pero poco después fueron conscientes del impacto de un proyectil en la Iglesia y de cómo la metralla había decapitado la imagen. «Para nosotros ha sido una presencia muy significativa para la esperanza», concluye el rector del seminario de Vorzel.
Junto a la imagen de la Virgen sin cabeza, el padre Mykhalkiv ha traído desde Ucrania algunos iconos realizados por los artistas Oleksandr Kymenko y Sonia Atlantova. Se trata de imágenes sacras pintadas en cajas de municiones rusas. «Convierte la madera que se utilizaba para la guerra en un objeto distinto», asegura Mykhalkiv.
Tanto los iconos como la imagen de la Virgen decapitada se pueden ver estos días en la Basílica de Santa María en Montesanto, también conocida en Roma como la Iglesia de los Artistas, ya que es el lugar donde se celebran aniversarios y funerales de quienes desempeñan profesiones culturales y artísticas. Además de facilitar la veneración de las imágenes, un taller romano se ocupará de restaurar la imagen de la Virgen de Fátima, como un símbolo de cómo Roma puede ser un lugar de curación espiritual.
El Papa Francisco decidió consagrar a la Virgen de Fátima Rusia y Ucrania un mes después de que comenzara la guerra, el 25 de marzo de 2022. Lo hizo con una doble ceremonia, en el Vaticano y otra en el Santuario de la Virgen de Fátima que presidió el cardenal Krajewski. La consagración de Rusia es una de las peticiones que, según uno de los tres pastores videntes, Lucia dos Santos, le realizó la Virgen María en sus apariciones de 1917.
Firmeza contra la guerra
La exposición de estas imágenes en la Iglesia de los Artistas ha coincidido con la presentación del libro Encíclica sobre la guerra del Papa Francisco. El editor, Francisco Grana, contó que ha trabajado con el obispo de Roma para seleccionar los textos que serían publicados de entre las decenas de declaraciones sobre la guerra. Asegura que «al Papa le desagrada que algunos no hayan entendido su determinación y firmeza contra la guerra y su cercanía a las víctimas».
En la presentación del libro intervino monseñor Fisichella, responsable de la Nueva Evangelización en el Vaticano. Considera que «este nuevo libro puede ayudar a que no perdamos el entusiasmo de la solidaridad de los primeros meses, porque la solidaridad sigue siendo imprescindible». A su juicio «se trata de una Encíclica abierta, porque aún no ha terminado la guerra. Pero el Papa continuará reclamando el auténtico valor de la paz».