13 preguntas para Pedro Sánchez que tiene obligación de responder
El presidente tiene la obligación de responder a los hechos que, más allá de los sobres, ya son firmes e inexplicables
Que los sobres de Aldama no impidan ver el bosque de Sánchez. En esta fase preliminar de un escándalo con aspecto sistémico, que toca a la Presidencia, a su familia, a su partido, a varios ministerios y comunidades del PSOE y a múltiples ámbitos de actuación de la trama criminal es fácil dejarse llevar por el estruendo de las presuntas mordidas: los 400.000 euros de Ábalos, los 200.000 de Koldo, los 15.000 de Santos Cerdán y los 50.000 frustrados de Ángel Víctor Torres.
Todos citados por Aldama ante el juez y todos negados por los supuestos receptores, que además se han concertado con otros afectados, como Begoña Gómez, para anunciar acciones judiciales al sentirse víctimas de las calumnias del arrepentido, al que poco importará añadir una acusación menor a la mochila penal ya muy pesada que soporta.
Pero mientras no se aporten pruebas al respecto, esa acusación será para sus receptores la simple estrategia defensiva de un delator que intenta ahorrarse una parte de su previsible condena, mediante el viejo mecanismo de la colaboración con la Justicia a cambio de rebajas penales.
Sánchez, así, tiene fácil respuesta: le basta con decir que todo es una «inventada» y poner en marcha el coro rociero habitual de ministros y periodistas a su servicio, siempre dispuesto a repetir la consigna con ese tono lacayo, acrítico y vergonzante habitual de quien depende, de uno u otra manera, de la supervivencia de su señor. Aunque ese discurso se desplomará si el intermediario demuestra lo que dice, en este momento procesal sirve para huir hacia adelante, probablemente con un pánico disimulado a que en unas horas o días acompañe el testimonio de documentos probatorios inapelables.
Por eso, mientras se dirime si Aldama es capaz de cumplir su propio pronóstico, hay que activar la exigencia de explicaciones al líder socialista en aquellos ámbitos en los que, más allá de acusaciones verosímiles e indicios de delitos razonables perpetrados gracias a la complicidad de su Gobierno, los hechos ya demostrados son incontrovertibles, aunque Sánchez se haya negado a intentar justificarlos de alguna manera.
Todos ellos se resumen en simples preguntas que reclaman una respuesta precisa, sin la escapatoria genérica habitual de convertir el interrogatorio en un duelo de versiones sobre los titulares más rotundos pero, también, más fáciles de encapsular en el terreno estéril de la «palabra contra palabra» en el que Sánchez, con su Acorazada mediática al lado, tiene las de ganar.
Procedamos, a la espera de que el Congreso, la Comisión de Investigación del Senado o cualquiera de los jueces que instruyen alguna de las causas tengan a bien trasladárselas a un escurridizo autócrata que solo habla en público en dos formatos incompatibles con sus obligaciones democráticas de rendición de cuentas: la comparecencia sin preguntas y la entrevista amiga similar a un masaje con final feliz.
1. ¿Cómo explica usted que CCAA y Ministerios dieran a dedo millones por mascarillas a empresas creadas 5 minutos antes representadas por Aldama y Koldo?
2. ¿Cómo explica que Aldama conociera el rescate de Air Europa antes de aprobarse y que Air Europa patrocinara a su esposa?
3. ¿Cómo explica que Aldama lograra del Gobierno una licencia para comercializar hidrocarburos?
4. ¿Cómo explica que Aldama estuviera con Delcy en Barajas y gestionara asuntos españoles en Venezuela?
5. ¿Por qué ignoró las denuncias de un abogado sobre las mascarillas, destituyó a Ábalos sin dar explicaciones y le volvió a meter de diputado?
6. ¿Cómo explica que Aldama, Bono e Hildalgo (y me temo que más) acaben en el mismo sitio al que usted mismo ha ido mucho, la República Dominicana? ¿Solo es casualidad?
7. ¿Es verdad que Aldama domicilió varias sociedades en el mismo pueblo portugués donde su hermano se ha empadronado?
8. ¿Ha facturado Begoña Gómez algún servicio a alguna sociedad o cliente de Aldama?
9. ¿Cómo explica usted que Aldama se reuniera con su esposa, con Nadia Calviño o con Teresa Ribera?
10. ¿Por qué llama mentiroso a Aldama si en el sumario y en los informes de la UCO ya aparecen pruebas de sus relaciones con el Gobierno?
11. ¿Cómo justifica que su Gobierno concediera a Aldama una medalla al mérito de la Guardia Civil?
12. ¿Puede explicar usted el enriquecimiento de su hermano en poco tiempo, su patrimonio y hacer pública la lista de pagadores a su esposa?
13. ¿Cómo explica las reuniones de su esposa con Aldama e Hidalgo, gestor uno y receptor otro de un rescate millonario gestionado en tiempo récord?
Todo esto son hechos, más allá de conjeturas sobre si obedecen a causas legítimas o delatan delitos. Y exigen a voces respuestas que Sánchez no puede seguir esquivando: no sabemos si existen o no los sobres de Aldama, pero sí que con este Gobierno ha funcionado un servicio de Correos para clientes restringidos cuya eficacia postal está perfectamente documentada. Y si Sánchez no es capaz de responder a cada una de las dudas que las evidencias ya firmes suscitan, su autoinculpación política será firme e irrebatible.