Alivio
Lógicamente, apoyar a ser apoyada por la Universidad Complutense nada tiene que ver con Barrabés, pero «Air Europa», Barrabés, Javier Hidalgo y los 500 millones de dinero público entregados a esa compañía aérea, alguna relación existe
No he dormido bien. El insomnio se ha apoderado de mi ser. El motivo del desasosiego no ha sido otro que la preocupación por la integridad física de una ciudadana imputada en cuatro causas que ha tenido que enfrentarse a una horda de odiadores a las puertas de los juzgados de Madrid. Pero los odiadores no han podido con ella y parece ser, según nos informa María Jamardo, que ya está de vuelta a casa después de declarar ante el juez. Me alegro por ella y por Bolaños, que estaba preocupadísimo.
Se comenta por los mentideros de la extrema derecha que la honesta dama tetraimputada —mientras no se demuestre lo contrario, su honestidad no puede ser objeto de dudas ni de chacotas—, sólo ha respondido a las preguntas de su abogado. Inteligente estrategia. Y que no ha necesitado de ningún servicio especial de seguridad. Eso sí, ha entrado por el garaje, pero lo ha hecho a pie, andando tranquilamente, —«anduviendo», diría Yolanda Díaz—, retando con su mirada a las de los odiadores, como diciéndoles a gritos ¡No tengo razones para esconderme, envidiosos, que sois unos envidiosos! Esa actitud, ese desplante torero, ese cite a portagayola en la inmediatez de los toriles, dice mucho de la tetraimputada. Los odiadores han reaccionado con prudente temor, y ella, más sola que la una, desprotegida, ha tomado el ascensor garajil y ha pulsado el botón correspondiente al piso en el que se ubica el juzgado que ha reclamado, una vez más, su presencia. Y en esta ocasión, sí ha colaborado con la Justicia, respondiendo de memoria las preguntas que su letrado le ha formulado. Preguntas agudas, comprometidas, algunas de ellas hirientes y provocadoras. Terminada su declaración, ha bajado al garaje por las escaleras, ha recibido los parabienes del público que la ha reconocido, y se ha cruzado con el otro declarante, Begoño Güemes, que fue el que la contrató «no por ser la esposa del presidente del Gobierno» para que dirigiera el «África Center» del Instituto de Empresa, con el beneplácito de su presidente, Begoño del Alcázar, que tampoco aprobó su contratación por «ser la esposa del presidente del Gobierno», sino por su apabullante trayectoria empresarial y formidable «curriculum vitae». Ya en el garaje, ha encontrado el lugar donde aparcó su coche, y ha salido conduciendo su vehículo con las lunas bajadas, y saludando con su mano izquierda a los ultraderechistas peligrosos que esperaban su salida, unos 17, más o menos, según la Policía Municipal, y no más de cinco, según la Delegación del Gobierno. Y ya en casa, alegría, alegría, que viene la Navidad, aunque en su hogar la Navidad reciba el nombre de «Fiestas». Que así se lo dijo su abogado al despedirla. «Feliz Navidad», a lo que ella respondió. «Felices Fiestas».
No entro en el contenido de su declaración a preguntas de su abogado, porque me asusta bastante la «Ley Antibulos» que prepara el Gobierno, que me afecta por partida doble. Escribo en El Debate, y en la red de Elon Musk, «X», tengo en el momento de escribir este prudente texto 297.832 seguidores, lo cual se me antoja una barbaridad. De ser valiente, me atrevería a decir que una vez más, la honesta dama tetraimputada se ha reído de la Justicia, de usted y de mí. Eso sí, ha dicho que las cartas modelo que firmó no apoyaban a las empresas de Barrabés. Eso quiere decir, que reconoce que apoyaba a empresas, aunque no fueran las de Barrabés. Lógicamente, apoyar a ser apoyada por la Universidad Complutense nada tiene que ver con Barrabés, pero «Air Europa», Barrabés, Javier Hidalgo y los 500 millones de dinero público entregados a esa compañía aérea, alguna relación existe. Pero eso no es lo importante. Lo fundamental del hecho acaecido ha sido la templanza, la seguridad en sí misma, la valentía y coraje en la entrada y salida de los juzgados, su pericia en la conducción descendiendo por la rampa del garaje, y posteriormente, ascendiendo por ella, y la normalidad en la calle. De los 240 agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil según el Ayuntamiento, a los 10 reconocidos por la Delegación del Gobierno, desplazados a los juzgados para escoltar a Güemes, no a la tetraimputada.
En fin, a ver si a la cuarta va la vencida.
A su lado, Agustina de Aragón, María Pita, Manolita Malasaña y María de Molina, unas cobardonas.
Hoy podré dormir. ¡Qué alivio!